viernes, 19 de junio de 2009

¿HACEMOS UNA PORNO? / HAGAMOS UNA PORNO - Zack & Miri Make A Porno (2009) de Kevin Smith


CACA, CULO, PEDO, PIS…

Y MARIPOSAS DE COLORES


Eloy Domínguez Serén


Me pregunto qué pensarán en la actualidad quienes hace una década exclamaban aquello de “de mayor quiero ser como Kevin Smith”. Como diría Alsina, les voy a decir una cosa… este menda fue también en su día víctima de la kevinsmithmanía y, ahora, sólo puedo sugerir: majete, try again. Como dicen que la esperanza es lo último que se pierde, me resigno aún, inocente de mi, a dar por muerto al canalla de espíritu trasgresor que nos regaló Clerks y Persiguiendo a Amy.

Sin embargo, resulta paradójico que lo mejor de Kevin Smith que he visto en los últimos años haya sido An Evening with Kevin Smith, un documental que recoge algunas de las conferencias que el cineasta impartió hace más de un lustro en diferentes universidades estadounidenses. Es una lástima que Smith no logre ya generar con su cine las carcajadas que arranca como monologuista casual.

Cuando, hace cosa de un año, leí que el nuevo proyecto del de Jersey narraría la historia de una pareja de amigos que crean una productora pornográfica para salir de la ruina, pensé “¿el viejo Kevin ha vuelto?”. Ahora, tras ver ¿Hacemos una porno?, me respondo a mi mismo: “otra vez será”. Y si todavía albergo algún resquicio de esperanza es porque, a pesar de todo, creo haber visto, muy en el fondo, algún que otro vestigio del Kevin Smith que todos anhelamos.

¿Hacemos una porno? recupera el espíritu granuja, alborotador y vivaracho de sus primeras películas, pero continúa en la línea soez y efectista del caca, culo, pedo, pis… y tetas, tetas bien grandes y visibles. Y, para contentar a todas las partes, incluye también una inadmisible dosis de romanticismo emperifollada de chorras y cataplines. Así, a pesar de una premisa sugerente, lo que podría haber sido una original y divertidísima comedia desvergonzada acaba por ahogarse en las almibaradas aguas de la previsible y aburrida comedia romántica de manual.

Quinquis, chonis, canis, tortolitos, salidos, macarras, gafapastas, adultos despistaos… Todos, absolutamente todos en la sala sabemos desde el primer minuto cómo acabará la ñoña, cursi y más que típica historia entre Zack y la Miri y, en vano, rezamos para estar equivocados. Por lo tanto, cuando nuestras sospechan se confirman, no nos queda más remedio que, al menos, conformarnos con ver más atributos. Al final, te has reído poco y te has sorprendido menos. Siempre nos quedará Amy.


Título: ¿Hacemos una porno?

Título original: Zack and Miri make a porno

Dirección: Kevin Smith

Guión: Kevin Smith

País: Estados Unidos

Reparto: Seth Rogen, Elizabeth Banks, Craig Robinson, Jason Mewes, Jeff Anderson, Traci Lords,

Dirección artística: Elise G. Viola

Fotografía: David Klein

Montaje: Kevin Smith

Música: Chris Ward, James L. Venable

Duración: 101 min.

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martes, 16 de junio de 2009

TE QUIERO TÍO - I love you, man (2009) de John Hamburg


TE CASASTE, ¿LA CAGASTE?

Eloy Domínguez Serén

No sólo de tetas y culos vive la comedia americana. Tal vez, algún día, enterraremos para siempre las irritantes ñoñeces chico-busca-chica. Mientras tanto, Hollywood parece haber abierto una vía alternativa dentro de la comedia ligera. El mercado teen ha dejado de monopolizar la producción de entretenimiento de consumo rápido y este factor ha desencadenado un nada desdeñable salto de calidad en el subgénero. Afortunadamente, ya no basta con caras bonitas, capitanes del equipo de fútbol, cheerleaders, matones, pringaos, putillas vírgenes y bailes de graduación para apuntarse un buen tanto en taquilla.

Quiero pensar que el público exige ahora algo más y, en consecuencia, la industria norteamericana comienza a ofrecerlo. Se ha establecido un patrón en el que los otrora personajes de las American Pie o Road Trip han dejado de ser estúpidos adolescentes para convertirse en estúpidos adultos. Sobrepasan la treintena de edad y sus cuerpos esculturales y conversaciones banales sobre temas intrascendentales han dado paso a tripitas cerveceras y conversaciones banales sobre temas universales.

En este tipo de cine los conflictos dejan de girar en torno a “a quién invitaré al baile”, para centrarse en las contradictorias vicisitudes de la madurez, el compromiso, la responsabilidad, la familia o el fracaso. El chiste fácil es cada vez menos fácil y la situación absurda menos absurda. Obviamente, no hablo de humor inteligente, pero sí de más calidad, guiones menos burdos, un menor abuso del gag simplón, así como personajes igual de estereotipados, pero más reconocibles en nuestro entorno “real”. Un cine que, apadrinado por Judd Apatow, rechaza la idea de que la diversión y el disparate sólo tiene cabida durante los años mozos.

Haciendo memoria, en los últimos años recuerdo haber pasado buenos e hilarantes momentos con títulos como La leyenda de Ron Burgundy, Bad Santa, Lío embarazoso o Paso de ti. También me he reído de buena gana con Te quiero tío, una original comedia acerca de la amistad masculina adulta, la integración, el matrimonio, la soledad o la (in)madurez. Jason Segel, en la piel de un basto cavernícola entrañable, y Paul Rudd, eterno niño pijo y cursi, forman una pareja tan extravagante como encantadora. Una lástima que, en sus últimos minutos, la película caiga en una empalagosa y molesta noñez que, aún así, no hace desmerecer el resto de metraje.


Ficha técnica y artística

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viernes, 5 de junio de 2009

LOS MUNDOS DE CORALINE / CORALINE Y LA PUERTA SECRETA - Coraline (2009) de Henry Selick


MEJOR MALO CONOCIDO…

Eloy Domínguez Serén

Desde que mi hermana de once años decidió que prefería Crepúsculo a la última de Madagascar, ya casi había olvidado lo que era ser confinado durante dos horas junto a una jauría de críos. Los niños, al menos en el cine, gritan, ríen, lloran, comen con la boca abierta, tiran palomitas, suben y bajan escaleras, entran y salen de la sala porque tienen que hacer pipí y tocan las pelotas en general. Por lo tanto, cuán sería mi satisfacción cuando, al fin, mi silenciosa venganza sería perpetrada de la mano del director Henry Selick y el escritor Neil Gaiman.
De Gaiman había leído Buenos presagios (coescrita junto a Terry Pratchet) y The sandman, por lo que sabía que Coraline no sería Mary Poppins, precisamente. Más bien, se asemejaría a una sucesión de escenas más próximas a la muerte de la madre de Bambi, supuse. Sea como fuere, de lo que estaba seguro es de que en esta ocasión los niños gritarían más que nunca… pero para llamar a sus mamás.

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