domingo, 29 de junio de 2008

I ENCUENTRO INTERNACIONAL FAMILIAS DE CINE


CINE ESPAÑOL EN LA
CIUDAD ETERNA

Julio C. Piñeiro


Del 23 al 28 del pasado junio tuvo lugar en la Casa del Cinema de Villa Borghese de Roma el ‘I Encuentro Internacional Familias de Cine’, un evento que promueve la congregación de personalidades del mundo del séptimo arte que, de un modo u otro, mantengan vínculos familiares y profesionales. Esta primera edición, organizado por el Instituto Cervantes de la capital italiana, reunió en el centro cultural romano diferentes figuras del panorama cinematográfico español del nivel de Carlos y Antonio Saura, Pilar Bardem, Juan Diego o Manuel Gutiérrez Aragón con diferentes profesionales del medio, prensa especializada y escritores como los italianos Maurizio Scaparro, Ugo Gregoretti y Giuseppe Ferrara o el chileno Antonio Skármeta.
Durante la primera jornada fueron proyectadas dos películas del director cántabro Manuel Gutiérrez Aragón, Demonios en el jardín (1982) y La vida que te espera (2004), en torno a las que se estableció una mesa redonda que contó con la participación del propio director, el productor Luis Megino, colaborador de Aragón en varios proyectos y guionista del film, el multipremiado actor sevillano Juan Diego, protagonista de La vida que te espera, el director italiano Ugo Gregoretti y Giuseppe Cereda, presidente de la Scuola Nazionale di Cinema. El elenco lo cerraba Estefanía Rubio, presidenta del Instituto Cervantes de Roma, que ejerció de moderadora tanto en este como en el resto de seminarios.
En su intervención, Gregoretti se deshizo en elogios hacia Demonios en el jardín, de la que afirmó haber disfrutado de sus “imágenes admirables”, “felicidad pictórica” y “búsqueda de una felicidad cinematográfica”. El romano llegó incluso a afirmar haber hallado en la cinta ciertas referencias tanto al sevillano Antonio Machado como al granadino Federico García Lorca, dos de los máximos exponentes de la poesía española de principios del siglo pasado. Para finalizar su exposición, Gregoretti reveló su profunda admiración por el “noir grotesco español”, (presente en el film en la polémica escena de la entrada del toro en la iglesia), introducido en Italia por Marco Ferreri, director de clásicos del cine español como El Pisito (1959) o El Cochecito (1960).
Por su parte, Estefanía Rubio definió el film como una “visión histórica de luto y victoria, a través de una crónica sentimental de una familia dedicada al estraperlo, todo ello a través de la óptica de un niño (álter ego del director)”.
Cuando llegó su turno, Gutiérrez Aragón correspondió a los elogios de sus interlocutores argumentando el gran punto de referencia que había supuesto la llegada clandestina de cintas italianas a los círculos progresistas de la España franquista, especialmente para los propios realizadores. Sin embargo, el cineasta de Torrelavega lamentó que, tras el fin de la dictadura, en nuestro país se perdiera la estela del cine crítico y combativo de finales de los años 60’ y ’70 en detrimento del “cine de entretenimiento”, mega-concepto en el que englobó, entre otros, el cine de Pedro Almodóvar.
El cántabro señaló también que las diferentes lecturas ulteriores de sus obras son correctas, a pesar de que en numerosas ocasiones éstas no han sido premeditadas por el autor, ya que, afirmó, “en el cine todo se vuelve simbólico”. De hecho, Aragón ejemplificó esta sentencia con la controvertida escena de la entrada del torero en la iglesia, que tanto ha dado que hablar. Su intención original, dijo, era unir en una misma escena la tauromaquia y la Iglesia, como representación lo irracional.
Otro de los integrantes de la mesa redonda, el actor sevillano Juan Diego, que trabajó con el gran cineasta italiano Ettore Scola en El demonio de los celos (1970), apeló a un mayor acercamiento entre las culturas española e italiana, demasiado similares entre sí como para permanecer incomunicadas la una de la otra, según sus propias palabras.
Uno de los momentos más interesantes del coloquio fue cuando los tres representantes del cine de nuestro país (cada uno de ellos con un diferente rol)fueron interrogados acerca de sus impresiones acerca del presente y futuro del cine español.
El director Gutiérrez Aragón solventó el aprieto afirmando que el sistema está sometido actualmente a fuertes cambios, sobre debido al hecho de que existe una mayor facilidad, tanto técnica como financiera, para poder realizar una película. “El estreno multisala”, dice, “hace que las obras despierten menos interés que antes, cuando la cinta iba en gira por diferentes ciudades”. Aunque esto, señaló, sería aplicable a todo el circuito europeo.
Además, el cineasta advirtió que el cine ha venido perdiendo, con el paso del tiempo, una de sus más intrínsecas funciones: manifestarse como el reflejo de una sociedad y una época. “El cine de hoy en día está en las series de TV. La clase media del cine, aquella que mejor representaba a la gente, ha prácticamente desaparecido”, apostilló.
Más contundente fue el productor Luis Megino, quien habló de “crisis del cine y no de las películas”. “Hoy en día se hacen muchas más películas, pero mucho menos cine”, aseveró Megino, quien se autodefinió no con un profesional del cine sino como un “amante” de este, “especie de la que cada vez quedan menos ejemplares”, bromeó.
Por último, Juan Diego apuntilló diciendo que el cine actual, ya a nivel mundial, y los mass media sacrifican la realidad humana por una virtual, la de los videojuegos, producen “imágenes inanes, fuera del imaginario humanístico”.

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martes, 3 de junio de 2008

SOPHIE SCHOLL: LOS ÚLTIMOS DÍAS [Sophie Scholl: Die letzten Tage] de Marc Rothemund (2005) Alemania


UNA HEROÍNA EN EL OLVIDO

Julio C. Piñeiro

El cine alemán volvió a conmovernos en 2005 con un nuevo ejercicio de revisionismo autocrítico con la enésima obra ambientado en la etapa más oscura de la historia de su país. Ya un año antes Oliver Hirschbiegel había creado una gran controversia con 'El Hundimiento', obra en la que trazaba un complejo y desconocido retrato de Adolf Hitler (encarnado brillantemente por el magnífico Bruno Ganz) durante sus últimos días de vida (antes de su suicidio el 30 de abril de 1945). En esta ocasión ‘Sophie Scholl: Los últimos días’ , de Marc Rothemund, nos narra la historia de un grupo de jóvenes idealistas universitarios y su lucha contra el régimen nacionalsocialista. El autor focaliza su analítica mirada en la figura de Sophie Magdalena Scholl, la más joven y única mujer del grupo, detenida, junto a su hermano Hans, el 18 de febrero de 1943 mientras distribuían panfletos en la universidad de Münich.

A pesar de que ‘Sophie Scholl: Los últimos días’ pueda compartir ciertas similitudes con célebres historias como la archiconocida de Anna Frank (de hecho también Scholl es un conocido personaje histórico símbolo de la inocencia y la libertad) nos hallamos en esta ocasión ante un relato que va más allá de la mera supervivencia y atestigua una lucha activa en favor de la defensa de unos ideales. Digna de elogio es, sin duda, la excelente interpretación de la actriz protagonista, Julia Jentsch, que obtuvo gracias a este papel, entre otros reconocimientos, el Oso de Plata del Festival Internacional de Cine de Berlín y el Premio de la Academia Europea. La joven actriz brilla especialmente en las intensas escenas en las que Julia se ve sometida a los durísimos interrogatorios del oficial de la Gestapo (Robert Mohr). Con un gran temple y determinación, la joven se mostrará en todo momento reacia a proporcionar información acerca de la Rosa Blanca, la organización clandestina de resistencia al régimen a la que pertenecen tanto ella como su hermano.

Scholl sabe exteriorizar de un modo admirable los fantasmas interiores de una joven a la que han arrebatado no sólo su libertad sino también su inocencia. Una adolescente que sufre un violento proceso de maduración, obligada por las terribles circunstancias, una muchacha víctima de un mundo de unos adultos que juegan a hacer la guerra. Por otra parte, Robert Mohr encarna la imagen de un ciudadano alemán nacido en la miseria de la posguerra, a quien el nazismo ha dado la oportunidad no sólo de salir de la pobreza, sino también de dejar de ser un ser anónimo y desdichado, a pesar de tener que pagar el precio de convertirse en un títere voluble y despreciable. Sin embargo, el personaje de Mohr conserva atisbos de humanidad y, visiblemente sorprendido por la enorme valentía de la joven, ofrecerá a Julia una única opción de escapatoria a cambio de delatar a los otros miembros de la Rosa Blanca...



Julio Piñeiro Sabarís

Roma (Lazio) - Italia

kgb_skorpio@hotmail.com

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