viernes, 29 de mayo de 2009

MILLENIUM I. LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES - Män som hatar kvinnor. Millennium I (2009) de Niels Arden Oplev


PERO… ¿QUIÉN MATÓ A HARRIET?


Eloy Domínguez Serén

Permítanme fans y puristas criticar la adaptación de una novela de la que no he leído ni una sola página. Es más, confieso las reticencias que suelo tener hacia ciertas adaptaciones de ciertos bestseller que, cada navidad, acaparan los primeros puestos del ‘top ten’ de la sección de literatura de El Corte Inglés (no, no es publicidad encubierta). Esas novelas de las que echamos mano impulsivamente cuando una voz estridente anuncia que “el establecimiento va a cerrar sus puertas”. Ya saben, como los chicles situados estratégicamente al lado de la caja de los supermercados. Disculpen estos prejuicios, pero no hace mucho tuve que escribir sobre Ángeles y Demonios.

Creo que el hecho de ser uno de esos tipos raros ajenos a “lo que se cuece” ha sido una ventaja en esta ocasión, ya que el absoluto desconocimiento que tenía de la trama de la novela de Stieg Larsson ha potenciado mi interés y facilitado mi inmersión en la bien construida red de hilos y personajes que desarrolla la cinta dirigida por Niels Arden Oplev. De hecho, difícilmente se pueden pedir más elementos a un thriller: misterio, crímenes sin resolver, violencia, sexo, corrupción política y empresarial, luchas de poder, linajes putrefactos, xenofobia, misoginia, incesto… Es decir, blanco y en botella.

A la sugestiva y bien hilvanada trama podemos añadir la magnífica composición del atractivo personaje de Lisbeth Salander, interpretado con arrojo por Noomi Rapace, actriz sueca hija de un cantaor flamenco pacense y de una hippie nómada ¿Exótico, verdad? Lisbeth es una enigmática y brillante hacker que se gana la vida haciendo chanchullos como inusual detective. Antisocial, violenta, atormentada, impenetrable, inteligente, visceral… Noomi Rapace sabe aunar en su personaje la brutalidad y la ternura de un animal herido. De este modo, Lisbeth encarna la esencia misma de la obra: astuta, sombría, dinámica, concienzuda, agresiva.

Sin embargo, el personaje central de la obra es, sin duda, Harriet Vanger, protagonista del estremecedor montaje de fotografías del carnaval en el que fue vista por última vez. Por otra parte, resulta extraño el contraste entre todo el tiempo que el director se toma para introducir cada acción y personaje y el que dedica a la resolución de las diferentes subtramas, despachadas precipitadamente, dando demasiadas respuestas en poco tiempo.

Título: Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres

Dirección: Niels Arden Oplev

País: Suecia, Dinamarca

Duración: 142 min.

Reparto: Noomi Rapace, Michael Nyqvist, Sven-Bertil Taube, Peter Andersson

Guión: Nikolaj Arcel, Rasmus Heisterberg

Fotografía: Eric Kress, Marcos Engman

Montaje: Anne Østerud

Novela original: Stieg Larsson

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viernes, 22 de mayo de 2009

VACACIONES DE FERRAGOSTO - Pranzo di Ferragosto (2008) de Gianni Di Gregorio


LA VEJEZ ES LA PÉRDIDA

DE LA CURIOSIDAD

Eloy Domínguez Serén

Gianni dedica la mayor parte de sus energías a cuidar de su anciana madre, con la que vive en un pequeño apartamento en el centro de Roma. Un día se presenta en su puerta Alfonso, el administrador, con una montaña de facturas. Gianni debe pagar o tanto él como su madre podrían ser desalojados. Sin embargo, Alfonso propone una alternativa: las deudas quedarán saldadas si Gianni acepta cuidar de la madre de Alfonso durante dos días, uno de ellos correspondiente a la fiesta de Ferragosto. Gianni acepta a regañadientes. Sin embargo, todo se tuerce cuando Alfonso incluye también en el trato a su tía María, una simpática viejecita con algún que otro problema de memoria. Por si eso fuese poco, Gianni se verá obligado a dar asilo a una tercera anciana, madre de un médico amigo del protagonista.

El guionista y ayudante de dirección Gianni Di Gregorio debuta en la dirección cinematográfica con Vacaciones de Ferragosto, una modesta y entrañable comedia en la que, además de dirigir, firma el guión e interpreta al personaje protagonista. Ambientada en el archiconocido barrio romano de Trastevere, lo primero que llama la atención de esta sorprendente película es la gran austeridad con la que se lleva a cabo. Esta economía cinematográfica nos aproxima a esta historia no como espectadores, sino como testigos. En contraposición al frenético ritmo de vida de la capital italiana, todo trascurre con inusual parsimonia en casa de Gianni durante el día de Ferragosto. A lo largo de los apenas setenta y cinco minutos que dura este tierno retrato de la vejez, la familia o la soledad, Di Gregorio impone un tempo lento, muy lento, contemplativo, que nos permite sentirnos partícipes del ritmo de vida las encantadoras viejecitas.

La gran baza a favor de esta comedia es la gran dosis de verdad que encierra. Una honestidad que llega a conmover. En este sentido, es notable la labor de las tres ancianas protagonistas, todas ellas actrices no protagonistas. Su espontaneidad, su frescura, son, sencillamente, entrañables. Entrañables porque podemos asociarlas con alguien a quien conocemos, a alguien muy próximo. Las escuchamos fascinados, sin darnos cuenta de que mostramos a esas tres ancianitas todo el interés que no solemos permitirnos con ese alguien tan próximo. Sin embargo, sus historias son las mismas: las de alguien que, simplemente, necesita ser escuchado.


Ficha técnica y artística

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viernes, 15 de mayo de 2009

ÁNGELES Y DEMONIOS - Angels & Demons (2009) de Ron Howard


¿MENOS MALA SIGNIFICA MEJOR?

Eloy Domínguez Serén


He estado en Roma hasta en cinco ocasiones y, después de ver Ángeles y demonios, me siento engañado. Engañado por historiadores, libros, curas y guías turísticos. Ahora, gracias al profesor Langdon, he podido ver la luz. La próxima vez que visite Castel Sant’Angelo me aseguraré de hallar el pentagrama que me lleve al pasadizo secreto que me lleve al templo de los Illuminati que me lleve a la Verdad. ¿Acaso no dice el octavo mandamiento “no darás falso testimonio ni mentirás”?

Tras rayar el patetismo con El código Da Vinci (2006), Ron Howard lleva de nuevo a la gran pantalla una novela del ocurrente Dan Brown: Ángeles y demonios, publicada tres años antes de la archiconocida El código Da Vinci. Uno no sabe muy bien qué esperar de una película de la que lo que más se ha dicho es que “no es tan mala como su antecesora”. ¿Significa “no es tan mala” que es “mejor”? Si a alguien le sirve de consuelo, no es tan absurda (aunque eso no es mucho decir).

Tras sacar a relucir los trapos sucios de la institución católica y descubrir que, ¡oh!, Audrey Tatou es descendiente directa de Jesucristo, el profesor Tom Langdon Hanks es llamado por el mismísimo Don Vaticano para hacer frente a un enemigo temible: los Illuminati, una sociedad secreta perseguida por la Iglesia en el siglo XVIII debido a su empeño en demostrar que algunos capítulos de la Biblia… como que no les cuadraban.

El Papa ha muerto y el vacío de poder en la Santa Sede es aprovechada por los Illuminati para, como diría la otra, liarla parda: cargarse a un par de ‘preferiti’ (los principales candidatos a ocupar el puesto del recién difunto Santo Padre), poner en jaque a los Carabinieri y a la Guardia Suíza (liderada por un malhumorado Stellan Skargaard), arrojar luz sobre las grandes falsedades del catolicismo y, de paso, hacer volar por los aires la Plaza de San Pedro del Vaticano con un pedacito de la recién descubierta “antimateria”. Y todo eso lo lleva a cabo un único tío, un malo malísimo de esos con cara de mala leche y peor vida que tanto te hace una llave mortal, como se cepilla a media doce de carabinieri con una facilidad pasmosa.

El personaje interpretado por el alemán Armin Mueller-Stahl pide a Tom Hanks en la última escena que, al escribir acerca de ellos, sea benévolo. Por mi parte, trataré de hacer lo propio. Según mi amigo japonés Yusuke Shimizu la película es “entretenida”. Bien, ya he sido benévolo.


Título: Ángeles y demonios

Título original: Angels & demons

Dirección: Ron Howard

Guión: David Koepp, Akiva Goldsman

País: Estados Unidos

Fotografía: Salvatore Tocino

Montaje: Daniel P. Hanley, Mike Hill

Música: Hans Zimmer

Novela original: Dan Brown & Seton Daunt

Reparto: Tom Hanks, Ewan McGregor, Stellan Skarsgård, Ayelet Zurer, Armin Mueller-Stahl

Duración: 140 min.

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viernes, 8 de mayo de 2009

EL EFECTO RASHOMON (2/8)

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EL EFECTO RASHOMON

Julio C. Piñeiro

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Habiendo ya hecho la introducción pertinente, con el análisis de la película que da título a este ensayo, procedo ahora a exponer las seis diferentes modalidades de discontinuidad narrativa.


I. Perspectivas múltiples: los herederos de Rashomon.

A. Cautivos del mal: el lado oscuro de Hollywood.

Esta película fue rodada por Vincente Minnelli en 1952, el mismo año que Rashomon. Se trata casi de una "rareza" en la obra de este director, principalmente conocido por musicales y comedias. En este caso, las diferentes perspectivas no giran en torno a un mismo acto, sino en torno a una misma persona.

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CAPITÁN ABU RAED - Amin Matalqa (2008)


.Y NO SERÁ EL ÚLTIMO

Julio C. Piñeiro

Cada vez que veo a Abu Raed con su 'gorra de la suerte', me es imposible no acordarme del viejo Emil Jannings en El Último de Murnau, si bien sus evoluciones son prácticamente del todo inversas: es precisamente su prenda fetiche, equivalente al uniforme del recepcionista cuyas vivencias inauguraron el movimiento de cámara, lo que lo lleva a crecer interiormente, aunque ello no acompañe ningún tipo de escalada en la muy veces injusta pirámide laboral.

Abu Raed se encontraba en el último escalafón, ese al que el inolvidable portero de hotel de lujo es degradado. Sin embargo, tal situación no lleva a nuestro entrañable operario de limpieza del aeropuerto a perder su idealismo ante la vida y la esperanza de mejorar el mundo, aunque sólo lo pueda hacer localmente.

Es precisamente esa gorra lo que funciona como catalizador, lo que hace despertar dentro de su ser esa reconocible figura de viejo lobo, voz de la sabiduría, que entretiene a los niños de su humilde barrio con realtos sobre mundos que tantas veces ha imaginado pero nunca pudo conocer.

Poco a poco, su personaje va evolucionando del amable contacuentos de barrio a salvador de la infancia que lo circunda, ayudando en silencio y sin hacer ruído a los niños crecidos entre la amenaza de la guerra, la modestia económica y la violencia doméstica. Nos recuerda a personajes habituales en Louis Malle o Robert Bresson, o incluso de Los Olvidados de Buñuel, héroes anónimos que no han nacido en un escenario lo suficientemente apropiado como para que sus buenas y desinteresadas acciones llenen portadas de prensa nacional o rompan récords de audiencia televisiva.

Muchos dirán que es la enésima instancia del viejo sabio, la versión entrada en años de personajes solidarios y entrañables, que el imaginario occidental identifica enseguida con soñadoras ninfas parisinas o corredores de larga distancia que descansan en la parada del autobús. Abu Raed no será ni de lejos tan recordado, pero sin duda se adentra mucho más que aquellos en la sempiterna pero inevitable lucha entre el bien y el mal. El hombre al que una simple gorra de capitán convierte en icono local, ofrece una versión mucho más realista y terrenal de este arquetipo, inagurado hace muchos años, en tono tragicómico, por un vagabundo granujilla que con su hábil torpeza rescataba del abismo a las almas perdidas que lo rodeaban.

Amin Matalqa nos ha enseñado con esta película, seleccionada por Jordania para la pasada edición de los Oscar, que en el mundo árabe no todo son conflictos bélicos, terrorismo o integrismo religioso, sino que también existen pequeñas historias, locales, anónimas y mucho más comunes, que para sí ya quisieran tantas sociedades occidentales. Y lo ha hecho escogiendo el tono adecuado, que no peca ni de ingenuo ni de lastimoso.

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STAR TREK (2009) de J.J. Abrams


UN NUEVO REY MIDAS

EN HOLLYWOOD

Eloy Domínguez Serén

De vez en cuando dos horas de ligero y puro entretenimiento pueden llegar a ser toda una bendición. Acomodarte en una butaca, desactivar todas tus defensas intelectuales y dejarte embaucar por una sobredosis de efectos especiales tal vez no sea precisamente un ejercicio de catarsis, pero joder si purifica. Y si al soberbio derroche de espectacularidad se añade un tímido intento de complejidad en la historia, bienvenido sea, aunque, no nos engañemos, el embrollo narrativo de la nueva Star Trek no pasa de ser una frívola fantochada.

Es divertido escuchar a los vulcanianos hablar de contención emocional y sometimiento a la lógica apenas unos días después del visceral debate de la nación celebrado en nuestro país. Del mismo modo que no deja de tener gracia la recurrente comparación del siempre elocuente y comedido Ibarretxe con el glacial Spock. Tal y como están las cosas, sin embargo, sí podríamos hallar algún tipo de parangón entre el ex Lehendakari y el Spock anciano. Y digo anciano porque en un entrañable y efectista golpe de nostalgia la enmarañada acción se las arregla para unir en la misma escena a dos spocks, el “clásico” Leonard Nimoy y su relevo generacional Zachary Quinto (sí, ese, el Sylar de Héroes).

De hecho, en esta precuela la acción se remonta al inicio de la relación entre el propio Spock y el chulesco capitán James Tiberius Kirk (Chris Pine). En su primera gran misión a bordo de la legendaria nave Enterprise, ambos tendrán que enfrentarse al despiadado Nero (Eric Bana).

Comprendo la voluntad de trascendencia de J.J. Abrams, director y productor de la cinta, ya que su estatus de nuevo Rey Midas hollywoodiense es incuestionable. Tras cosechar sendos éxitos en televisión con Felicity y Alias, Abrams alcanzó la gloria como creador y productor de la serie de culto Perdidos (Lost) y demostró de lo que es capaz con la prodigiosa campaña publicitaria de la sorprendente Monstruoso (Cloverfield), de la que es productor.

La evolución lógica de su trayectoria profesional hacía vaticinar que Abrams se traía algo muy grande entre manos y el rescate de una vaca sagrada como Star Trek le viene como anillo al dedo. La undécima entrega de la mítica saga interestelar es un film vertiginoso, adrenalínico, divertido, sorprendente, ingenioso… en fin, espectacular. Ofrece con creces lo que promete y probablemente no dejará insatisfecho a nadie.


Ficha técnica y artística

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