viernes, 8 de mayo de 2009

STAR TREK (2009) de J.J. Abrams


UN NUEVO REY MIDAS

EN HOLLYWOOD

Eloy Domínguez Serén

De vez en cuando dos horas de ligero y puro entretenimiento pueden llegar a ser toda una bendición. Acomodarte en una butaca, desactivar todas tus defensas intelectuales y dejarte embaucar por una sobredosis de efectos especiales tal vez no sea precisamente un ejercicio de catarsis, pero joder si purifica. Y si al soberbio derroche de espectacularidad se añade un tímido intento de complejidad en la historia, bienvenido sea, aunque, no nos engañemos, el embrollo narrativo de la nueva Star Trek no pasa de ser una frívola fantochada.

Es divertido escuchar a los vulcanianos hablar de contención emocional y sometimiento a la lógica apenas unos días después del visceral debate de la nación celebrado en nuestro país. Del mismo modo que no deja de tener gracia la recurrente comparación del siempre elocuente y comedido Ibarretxe con el glacial Spock. Tal y como están las cosas, sin embargo, sí podríamos hallar algún tipo de parangón entre el ex Lehendakari y el Spock anciano. Y digo anciano porque en un entrañable y efectista golpe de nostalgia la enmarañada acción se las arregla para unir en la misma escena a dos spocks, el “clásico” Leonard Nimoy y su relevo generacional Zachary Quinto (sí, ese, el Sylar de Héroes).

De hecho, en esta precuela la acción se remonta al inicio de la relación entre el propio Spock y el chulesco capitán James Tiberius Kirk (Chris Pine). En su primera gran misión a bordo de la legendaria nave Enterprise, ambos tendrán que enfrentarse al despiadado Nero (Eric Bana).

Comprendo la voluntad de trascendencia de J.J. Abrams, director y productor de la cinta, ya que su estatus de nuevo Rey Midas hollywoodiense es incuestionable. Tras cosechar sendos éxitos en televisión con Felicity y Alias, Abrams alcanzó la gloria como creador y productor de la serie de culto Perdidos (Lost) y demostró de lo que es capaz con la prodigiosa campaña publicitaria de la sorprendente Monstruoso (Cloverfield), de la que es productor.

La evolución lógica de su trayectoria profesional hacía vaticinar que Abrams se traía algo muy grande entre manos y el rescate de una vaca sagrada como Star Trek le viene como anillo al dedo. La undécima entrega de la mítica saga interestelar es un film vertiginoso, adrenalínico, divertido, sorprendente, ingenioso… en fin, espectacular. Ofrece con creces lo que promete y probablemente no dejará insatisfecho a nadie.


Ficha técnica y artística

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