viernes, 19 de septiembre de 2008

A PROPÓSITO DE: VICKY CRISTINA BARCELONA (2008) de Woody Allen


MÁS ALLÁ DE CRUCES Y BARDEMES

Eloy Domínguez Serén


A pesar de lo mucho que se ha hablado en las últimas fechas de las magníficas actuaciones de los actores españoles Javier Bardem y Penélope Cruz en Vicky Cristina Barcelona, no podemos olvidar que la importancia para el cine español de que un director como Woody Allen haya decidido rodar una película dentro de nuestras fronteras se extiende mucho más allá de que el reparto esté encabezado por dos importantes actores de nuestro país.
Y es que rodajes como el del director de Manhattan constituyen una fantástica oportunidad para el sector cinematográfico del país hospedador, al facilitar la integración de profesiones autóctonos en producciones internacionales, ya sea como miembros del equipo técnico o del artístico (se habrán dado cuenta de ello aquéllos que se hayan fijado mínimamente en los créditos finales de la última película de Wes Anderson, Viaje a Darjeeling). Esta circunstancia, en el este caso de Vicky Cristina Barcelona, es sin duda mucho más significativo que la aparición de Bardem o Cruz (sobresalientes según la crítica de Cannes) en el film alleniano, ya que ha ofrecido a profesionales españoles la excelente oportunidad de participar en una producción hollywoodiense en la que no sólo habrían podido beneficiarse de un enriquecimiento profesional fruto de su colaboración en un proceso de rodaje probablemente muy diverso a experiencias que habrían tenido en producciones españolas, sino que podrían también haber establecido posibles contactos y relaciones profesionales de cara a factibles proyectos futuros que ampliasen sus expectativas laborales. En resumen, el rodaje en España de un film de tal repercusión ayuda, aunque obviamente no en un modo determinante, al crecimiento del cine español en general.
Especialmente significativo es el hecho de que uno de los más grandes directores de fotografía del cine español, el guipuzcoano Javier Aguirresarobe (en la foto), colaborador de algunos de los más importantes directores de nuestro cine, como Víctor Erice, Carlos Saura, Pedro Almodóvar, José Luís Cuerda o Alejandro Amenábar, sea, precisamente, el encargado de la fotografía de Vicky Cristina Barcelona. Además, como curiosidad, podemos subrayar el hecho de que Allen haya escogido la música del grupo barcelonés “Giulia y Los Tellarini” como banda sonora de Vicky Cristina Barcelona, o que haya ofrecido un pequeño cameo a Joan Pera, doblador del cineasta neoyorquino al español, en el mismo film. Cameo en el que, paradójicamente, el actor y doblador de Mataró no dice ni una sola palabra, nueva muestra del peculiar humor de Woody Allen.
Por otra parte este film supone un notable impulso al llamado “cineturismo”, término que se puso de moda tras el boom que supuso para esta industria de reciente expansión el célebre caso de la trilogía de El Señor de los Anillos, que ha catapultado a Nueva Zelanda a la primera línea de los países que explotan este relativamente nuevo y visionario negocio, a la cabeza de la cual se sitúan los británicos con la potente Visit Britain, cuyos últimos proyectos de mayor envergadura han sido la realización de itinerarios turísticos por las localizaciones de la saga de Harry Potter,Orgullo y Prejuicio, Expiación o El Código da Vinci. A pesar de que esta moda todavía no ha sido muy extendida por nuestro país, nuestra industria no es ajena a las posibilidades de este negocio y, aunque probablemente Barcelona no necesite explotar este tipo de oportunidades para atraer al turista a su maravillosa ciudad (retratada también en films como Una Casa de Locos o Todo Sobre Mi Madre), otra de las localizaciones del film, la ciudad asturiana de Avilés, ya se ha puesto manos a la obra. Sin ir más lejos, ya el pasado verano el cineasta americano realizó un pase privado de El Sueño de Casandra en esta ciudad asturiana.
A pesar de que actores y directores se sitúan siempre en primera línea en el salón de la fama del mundo del celuloide, no podemos olvidar que sería imposible realizar una obra cinematográfica sin el duro trabajo de una infinidad de incansables profesiones que se ven relegados, en cuanto a repercusión mediática, a un nombre anónimo en los créditos de
una película (créditos que casi nadie se molesta en leer, ni siquiera durante unos segundos, una vez se ha encendido la luz de la puerta de salida de la sala de turno). Sin embargo, trabajando tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, existen grandes profesionales españoles que han obtenido su justa recompensa (materializada por ejemplo en reconocimientos en festivales) en el panorama cinematográfico nacional e internacional, como los directores de fotografía Javier Aguirresarobe (citado anteriormente) y José Luis Alcaine, los compositores musicales Alberto Iglesias (en la foto), José Nieto y Javier Navarrete, el montador José Salcedo o el director artístico Gil Larrondo, entre otros, además de un innumerable plantel de magníficos profesionales cuyos nombres que tal vez jamás saltarán a la escena pública. Sin embargo no podemos dejar de tener presente su existencia ya que, insisto, sin ellos no existiría el séptimo arte.

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