viernes, 13 de marzo de 2009

A CIEGAS - Blindness (2008) de Fernando Meirelles


SI ROUSSEAU LEVANTARA

LA CABEZA…

Eloy Domínguez Serén

Espeluznante y estéril. Impactante, aunque no sorprendente. Angustia, pero no turba. Muestra y apenas sugiere.

Desgraciadamente, no he leído la novela Ensaio sobre a cegueira (1995) del premio Nobel portugués José Saramago. Sin embargo, apostaría a que la adaptación cinematográfica de Fernando Meirelles se ha quedado corta, muy corta.

La premisa no puede ser más sugestiva: un virus implacable se propaga entre la población de todo un país, causando una súbita ceguera blanca en sus víctimas. El gobierno decreta estado de cuarentena para todos los infectados y los recluye en siniestros almacenes, que no tardarán en convertirse en un dantesco escenario apocalíptico deshumanizado. No obstante, una de las víctimas (Julianne Moore) finge su ceguera para poder permanecer al lado de su marido (Mark Ruffalo), y será testigo ocular de las atrocidades allí cometidas.

Si hay algo que merece ser aplaudido en la cinta del director de Cidade de Deus (2002) es la excelente escenificación de una aterradora atmósfera infrahumana, en la que seres cada vez menos humanos tratan de sobrevivir a cualquier precio. Hombres y mujeres que serán primero ninguneados, luego degradados y, finalmente, devastados por la naturaleza perversa de sus semejantes. La naturaleza del hombre, parecen contradecir Saramago y Meirelles a Rousseau, es el Mal.

El virus de A ciegas es una alegoría del paranoico aislamiento de la amenaza, así como el primer paso hacia la vejación. En este aspecto, el culmen absoluto de la deshumanización del hombre bajo condiciones extremas es la brutal escena en la que las mujeres del pabellón nº1 son violadas por los hombres del pabellón nº3 a cambio de algo de comida.

La división de los infectados en diferentes pabellones es realmente interesante a la hora de analizar los diferentes sistemas organizativos y conductuales del llamado ser social. Por un lado, el colectivo liderado por Mark Ruffalo: en primera instancia unido y democrático, pero, finalmente, desquebrajado, patético y humillado. Por otra parte, el grupo abanderado por Gael García Bernal: anárquico, materialista, hedonista, despiadado.

Cuando los primeros indicios de cura parece vislumbrarse, sólo uno de los personajes parece tener mucho que perder: el hombre del parche en el ojo (Danny Glover). No olvidemos que en el país de los ciegos, el tuerto es el rey.


Ficha técnica y artística

No hay comentarios: