En Lost ha habido siempre dos grandes bloques argumentales. Por un lado, la historia de los personajes, antes, durante y después de la Isla, y por otro lado, la críptica y enmarañada trama (o tramas) de misterio. En cuanto a su interdependencia, la primacía de una sobre la otra, la existencia de la otra como pretexto para la una, o viceversa,... existe todo un largo de etcétera de cuestiones, cuyo debate durará hasta el fin de los días.
Pese a que los intrincados y muchas veces irresolutos (o irresolubles) misterios han mantenido en vilo a millones de fans durante nada menos que 6 temporadas, la esfera psicológica y relacional de los personajes adquiere, como en cualquier otra serie, un fuerte componente de fidelización, y sobre todo, se constituye como la base de la identificación del espectador y su apego emocional hacia la serie.
Puede que sean los personajes menos instrumentales, cuya evolución de desarrolla de manera independiente al devenir de la propia isla y todos sus misterios. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los personajes insertan su historia personal, sus fantasmas y sus objetivos, dentro de la trama de la isla, y por tanto, sus cambios de carácter y de voluntad suponen un avance, un cambio, en los acontecimientos. En cambio, En cambio, cuando se trata de Kate, y sobre todo de Sawyer, la mayoría de las veces la trama y la intriga son ellos mismos. Y por tanto, sus movimientos, juntos o por separado, no implican un cambio en el devenir de los eventos. En consecuencia, estamos ante la realización más pura de la trama de los personajes.
Aunque de primeras su relación parezca más cercana al odio que al amor, especialmente ella con respecto a él, pronto vemos que no sólo se desean, sino que se necesitan. Ambos son, a su manera, unos forajidos, unos inadaptados. Dos animales heridos, cuya hostilidad hacia el exterior funciona como método de defensa, como las púas del erizo, sobre todo Sawyer. Ella es su objeto de deseo, la única que es capaz de traspasar esas púas y darse cuenta de que ese carácter mezquino y arisco tiene una razón que ella no habría podido imaginar; así, saca lo mejor de él, por mucho que él finja que no le importa. Por otro lado, él es el único al que ella puede hablar sin complejo de inferioridad moral, el único que puede comprender realmente su situación, y por tanto, por mucho que sus esfuerzos por cambiarle sean en vano, es en el hombro de Sawyer donde apoya más a gusto su cabeza.
Los puntos álgidos de la evolución de su relación están distribuidos de manera estratégica a lo largo de las temporadas, especialmente las tres primeras. De hecho, la TSNR de Skate mantiene a flote la serie en varias ocasiones en las que la trama isleña pierde un poco el rumbo o cuando se encadenan una serie de capítulos en los que no sucede nada.
En la primera temporada se producen los acercamientos. El primero, en The Confidence Man (1x08), cuando Sawyer finge poseer unos medicamentos que no tiene, con el único objetivo de robarle un beso a su revelado objeto de deseo, aunque ello le tenga que costar una dolorosa tortura. Ella accede, medio a regañadientes, pero en su cara ya se nota la reciprocidad de ese sentimiento mezcla de deseo y compasión. Pese a su berrinche, Kate descubre, al final del capítulo, la auténtica realidad de Sawyer y es capaz de atravesar, por primera vez, ese duro caparazón exterior.
El segundo gran punto de acercamiento se sitúa de nuevo en un episodio centrado en Sawyer, Outlaws (1x16). Ambos acampan en el bosque, solos, mientras juegan a “yo nunca”. Como toda buena partida, empiezan con revelaciones más banales y acaban descubriendo sus secretos más profundos, dándose cuenta de que están hechos de la misma pasta y que se necesitan. Al final del episodio, Sawyer vacila al disparar a un jabalí que le hacía la vida imposible, y finalmente no lo hace, bajo la mirada oculta de Kate, que descubre así que él no es una sanguinario y que también le remuerde la conciencia.
Pero sin duda, el punto clave de Skate en la primera temporada, su mayor “tira y afloja”, lo encontramos hacia el final de la temporada, en el episodio 22, Born to run, centrado en Kate. En él, ella intenta arrebatarle a él, mediante juego sucio, su puesto en la balsa de Michael. De esa comprensión y compasión mutua que habían alcanzado, pasan de repente al odio y al enfrentamiento. Kate lo acaba pagando, ya que Sawyer revela a todo el mundo que ella es realmente la fugitiva que viajaba en el avión, custodiada por el agente judicial. La noche antes de partir, en su fría y cínica despedida, tiene lugar uno de los momentos más intensos, pese a la aparente frialdad con la que tiene lugar: cuando ella pregunta por qué tiene tanto interés en ir en la balsa y abandonar la isla, él responde que en la isla no tiene nada por lo que quedarse. Su cruce de miradas en ese momento ejemplifica cómo se puede transmitir mucho diciendo muy poco: no hay duda, se desean, se quieren, se necesitan el uno al otro, aunque el orgullo desmedido de ambos les impida expresarlo.
En la 2º temporada la relación se estrecha, pero todavía no se culmina. Kate reconoce ante Sun que se arrepiente de no haberse despedido de Sawyer antes de salir en la balsa. Tras la fallida expedición, él vuelve al campamento en brazos de Mr. Eko, herido e inconsciente. Ella no puede contener su preocupación y su nerviosismo. Aquí llega el momento de más ternura de la pareja: ella le susurra al oído a un Sawyer inconsciente para que se trague las píldoras necesarias para su curación. Poco después, él le dice a Jack, dentro aún de la inconsciencia, que la quiere. En cuanto él vuelve en sí, pasan cada vez más tiempo juntos. Ella le ayuda con su rehabilitación, nota que el carácter de él se ha vuelto más agradable, y que es más querido por el resto. Por eso, le duele profundamente cuando Sawyer vuelve “a las andadas”, en The long con (2x13), episodio en el que engaña a todos para hacerse con las armas y tener así un importante poder sobre el resto. El diálogo lo dice todo:
Kate: No creo que ésto tenga algo que ver con las armas, o con recuperar tus cosas. Creo que lo que quieres es que te odien.
Sawyer: Qué bien que tú no me odias, pecosa.
Kate: ¿Por qué tienes que hacer esto?
Sawyer: Tú huyes, yo estafo. Un tigre nunca cambia sus rayas.
En la tercera temporada por fin vemos culminada esa TSNR. Y está visto que ambos tienen que esperar a situaciones límite para reconocer lo que sienten. Atrapados en unas jaulas por Los Otros, cuando uno de aquellos golpea fuertemente a Sawyer mientras le pregunta a Kate si lo quiere, ella, en sollozos, dice que sí, que lo quiere. Y es verdad, aunque luego afirme que sólo lo dijo para que dejasen de pegarle. Él se vuelve poco comunicativo con Kate, debido a las amenazas que Ben Linus le ha proferido hacia ella, porque sabe lo que él siente, por mucho que intente ocultarlo. “Trabajas duro para hacerle creer a ella que no te importa.” Finalmente, creyéndose al borde de la muerte, no se pueden contener y tienen su primer y apasionado encuentro sexual, en una de las jaulas. De hecho, con la ruptura de la TSNR, en los siguientes capítulos la serie pega un bajón de intensidad considerable.
A partir de aquí, hasta el final de la cuarta temporada, empieza un nuevo tira y afloja, en el que tienen protagonismo los otros dos elementos del cuadrángulo (Jack y Juliet) y la posibilidad de un embarazo, en la que Skate encuentra su peor desacuerdo: a ella no le asusta, él la rechaza completamente. Cuando van en helicóptero hacia el carguero, hacia su salida por fin de la isla, el exceso de peso hace que él tome una drástica decisión: le pide a ella, al oído, que cuide de su hija, la que tuvo con Cassidy, en el “mundo real”, le da el último beso (sí, el último) y salta al agua para volver a la isla.
Kate, que se hace cargo de Aaron, empiezan una relación con Jack en el “mundo real”, que se acaba rompiendo debido a la tozudez y a los celos de éste, cuando Kate cumple la petición de Sawyer. Mientras tanto, 30 años atrás en el tiempo, Sawyer (rebautizado como LaFleur) y Juliet, llevan una feliz vida de pareja en Dharmaville. Por primera vez en su vida, Sawyer alcanza una estabilidad duradera. Pero no podía durar, y poco después de decirle a Horace que tres años son suficientes para olvidar a alguien, sus viejos amigos aparecen en la isla, en esa época. Sawyer y Juliet están desconcertados, y temen que la dulce situación en la que se encontraban haya llegado a su fin. Cuando los acontecimientos se complican, Sawyer y Kate llevan a un joven Ben Linus, herido por Sayid, al campamento de Los Otros. Por el camino, Kate le dice a Sawyer que sí estuvo cuidando de su hija, y que Cassidy estaba segura de que él saltó del helicóptero por miedo a enfrentarse a un relación más comprometida; entonces él le asegura que ellos no hubieran funcionado, que él no estaba hecho para ser su pareja ni para ser el padre de la niña; ella entonces le dice que parece llevarlo muy bien con Juliet, a lo que él responde que ha madurado mucho en esos 3 años.
Al final, de nuevo la tozudez de Jack, acompañada por los celos de Juliet, que teme perder a Sawyer, acaba con El Incidente (final de la 5º temporada). Pese a que Sawyer, feliz con Juliet, anima a Jack a que lo arregle con Kate, este último no cede y decide colocar la bomba de todas maneras. El resultado: la vuelta al tiempo presente, llevándose a Juliet de por medio. Por primera vez, es Kate quien tiene que consolar un Sawyer al que, ahora sí, nada le impide llorar.
En los flash-sideways de la 6º temporada, lo que se acaba revelando como una especie de limbo, Sawyer y Kate tienen un reencuentro. Él es policía, y ella igualmente fugitiva, aunque ésta vez inocente. Pese a que flirtean, no llegan a “recordar” la isla. Ese recuerdo le llega a él cuando se cruza con Juliet, su amor, quizás no más auténtico, pero sí más duradero. Y a ella, estando de nuevo de nodriza con Claire, y haciendo recordar a Jack.
Finalmente, Sawyer con Juliet y Kate con Jack. De algún modo, era el final lógico. La estabilidad y lo duradero se acaba siempre imponiendo a la aventura y al romance, es ley de vida, y norma canónica de la ficción. Pero recordemos para siempre a estos dos criminales, estos dos nómadas que quedan atrapados en una isla misteriosa, en la que que por fin pueden desprenderse de esas púas de erizo que les impiden amar, y así caminar hacia la redención.
4 comentarios:
gran artículo.
no entiendo cómo tiene cero comentarios...
Si el lector queda satisfecho, el hecho de que no lo exprese en los comentarios no importa tanto.
De todas formas, gracias por pasarte.
Yo lo había leido hace tiempo, hemos comentado este artículo en un foro al que pertenezco, en general concuerdo con vos en casi todo, exceptuendo el final, si algo no mostraron en Lost fue a Kate y Jack como una relación estable, ni duradera como quizas si lo fue la de Juliet y Sawyer, su compromiso duró muy poco y justamente por culpa de Sawyer. Sinceramente creo que nunca pensaron en terminar el cuadrilátero de ese modo, sino le hubieran dado mayor dignidad a la historia Jate, realmente fue patética, hasta el final, cuando Kate le dice que lo ama y sale corriendo con Sawyer, pero en fin es lo que hay, el final del cuadrilátero estuvo a la altura del final de la serie
Pues en eso tienes bastante razón, pero bueno, es más bien una manera de hablar, como de resignarse a un final que no se puede cambiar. Sí, ya he visto que lo habéis posteado en un foro, y os lo agradezco.
Además, gracias al foro he conocido esa escena eliminada del apretón de manos en el penútlimo episodio. Si es que en la última temporada, exceptuando la premiere y la finale, todos son referencias y guiños a Skate, incluso en los flash-sideways, en los que no se llegan a reconocer, pero flirtean y se tiran fichas como nunca.
Da igual, yo soy ateo, y por mucho que en el cielo Kate esté con Jack, realmente son ella y Sawyer quienes salen juntos de la isla y quienes disfrutarán la vida terrenal, a mi juicio, la que importa. Esa vida celestial fue toda una salida por la tangente para no tener que explicar esa montaña de misterios con la que nos tuvieron tanto tiempo enganchados.
Gracias por comentar.
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