viernes, 22 de enero de 2010

AMERRIKA - Amreeka (2009) de Cherien Dabis


CONFLICTOS ESCALONADOS

Julio C. Piñeiro

El drama de la inmigración y el eterno conflicto islámico/occidental aparece a primera vista como el aroma, no necesariamente rancio, que impregna esta cinta independiente con apariencia de telefilm de temática social que alterna el drama con toques de comedia.

Pronto se da uno cuenta que aquello sólo es el punto de partida. Porque el drama de la inmigración islámica es sólo la semilla de un árbol de conflictos tanto personales como sociológicos, que se ramifica en los propios fantasmas de la protagonista, obsesionada con su sobrepeso y figura rechoncha, la que cree causa del abandono por parte de su marido, así como por su estatus social en el nuevo mundo al que llega, donde entra por los escalones más bajos de la pirámide laboral pero se ve obligada emocionalmente a fingir que no es así.

Por otro lado, tenemos al hijo, al que le toca experimentar este cambio tan radical en el momento vital menos oportuno: la incipiente adolescencia. Desde su marginación inicial, los sambenitos derivados de su condición étnica y la energía con la que se ve abocado a arremeter, más por orgullo personal que por instinto de protección, contra los ‘nativos’ de la severa sociedad que lo ha acogido, no con excesivo gusto, y de difícil aceptación.

Luego está el conjunto de la familia de acogida, en la que se presenta una interesante dicotomía entre los padres, que siguen creyendo vivir en una burbuja palestina pese a llevar la mitad de sus vidas en Norteamérica, y la hija adolescente, nacida e inmersa profundamente en el mundo occidental, y así lo siente, pese a sus orígenes islámicos y lo enraizados que estos están en su familia.

También nos encontramos con el sempiterno pero siempre necesario catalizador externo, en este caso un profesor, de raíces judío-polacas (por lo que se le presupone y concede una americanidad más auténtica que a los de origen árabe), cómplice en los momentos difíciles de esta madre y su hijo, guiado por un sentimiento más profundo y complejo una facilota y simplista piedad.

Aunque el film recurre con frecuencia a lugares comunes y tópicos algo rancios, destaca su habilidad por huir de la lágrima fácil y el melodrama lastimoso. No parece exagerado que poco a poco vaya surgiendo una tendencia, un acercamiento de la inmigración islámica en Norteamérica a través del cine independiente, y que se constituya en su seno como todo un subgénero concreto, que en Europa ya está bastante consolidado, con cineastas como Fatih Akin en Alemania o Ferzan Ozpetek en Italia.



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