LOS CAMINOS DE HASHEM
SON INESCRUTABLES
Eloy Domínguez Serén
Con el estreno de Un tipo serio, los hermanos Joel e Ethan Coen ponen punto y aparte a la, hasta ahora, etapa más prolífica de su trayectoria cinematográfica, desde que en 1984 hiciesen su debut con la celebrada Sangre Fácil.
Desde 2007 este genial tándem fraterno no sólo ha mantenido un meritorio ritmo de un largometraje por año [No country for old men (2007), Quemar después de leer (2008) y Un tipo serio (2009)], sino que también ha colaborado en el simbólico proyecto conjunto A cada uno su cine (2007), tras formar parte, sólo un año antes, de ese irregular mosaico llamado Paris, Je T'aime (2006), en el que el cortometraje Tuileries, de los Coen, era, sin duda, de lo mejorcito.
Este fértil ciclo de su filmografía (en el que han sido premiados con los Oscar a la mejor película, dirección y guión adaptado por No country for old men) ha venido a confirmar el triunfo de un particularísimo universo creativo, tan personal como inclasificable, que ha erigido a ambos cineastas como dos de los más significativos iconos del cine actual.
Ante tal coyuntura, no resulta extraño que esta ratificación del modelo cinematográfico "coeniano" desemboque ahora en la que, según determinados sectores de la crítica, es su obra “más personal”. Uno de los diversos puntos de vista desde el que podría abarcarse esta valoración es el importante soporte autográfico que contiene Un tipo serio. Sin ir más lejos, los autores de Fargo afirman haber contextualizado esta historia en el marco en el que ellos mismos habían crecido, en el seno de una comunidad judía de un suburbio de la Minnesota de 1967.
Sin embargo, esta superficie autobiográfica es sólo el punto de partida de una devastadora sátira que focaliza todo su mordaz sarcasmo sobre la idiosincrasia de una comunidad judeo-americana refugiada bajo el amparo de la cábala, un modelo que, ante el impetuoso e impredecible ciclón que arrasa los cimientos de la sosegada vida de Larry Gopnik, se antoja tan arcaico como estéril.
El personaje de Larry, excelentemente encarnado por la estrella teatral Michael Stuhlbarg, tiene una existencia anodina hasta que toda su vida sucumbe súbita y precipitadamente a la Ley de Murphy, como si de un frágil castillo de naipes se tratase. A partir de este momento, este insulso profesor de física convertido en atípico santo Job padecerá estoica y patéticamente todas y cada una de las grotescas humillaciones perpetradas por la excéntrica imaginación de los Coen, desencadenando una sucesión de acontecimientos absurdos en los que no faltan los icónicos y extravagantes personajes “marca de la casa”, desde el desquiciante Sy Ableman hasta el vecino ultraderechista, pasando por el padre del alumno coreano, o, cómo no, por los tres singulares rabinos a los que acude el afligido Larry en busca de una respuesta que nunca ha existido: ¿cuál es el sentido de la vida?
FICHA
Título: Un tipo serio
Título original: A serious man
Dirección: Joel Coen, Ethan Coen
Guión: Ethan Coen, Joel Coen
País: EE UU
Duración: 105 min.
Reparto: Michael Stuhlbarg, Richard Kind, Fred Melamed, Sari Lennick
Fotografía: Roger Deakins
Montaje: Ethan Coen, Joel Coen
Música: Carter Burwell
2 comentarios:
Pues tenía yo ganas de leer yo su crítica de esta precisa película, señor Eloy, y parece ser que Adonai, esta vez, ha accedido.
Yo la comparo con una bomba de efecto retardado. La ves. Te ríes. Te compadeces. No entiendes muchas cosas. Te vas del cine.
Y entonces piensas.
Para mí, la absoluta genialidad de la película es que al final ni siquiera los personajes, sean físicos cuánticos, o hermanos problemáticos, son capaces de posicionarse. El determinismo sigue siendo en sus mentes como un diablo al acecho. O como un ángel. No se sabe, take it easy, qué se le va a hacer. Y ni siquiera hace falta ser judío para caer en la misma trampa.
A los dos días de verla descubrí que en realidad me encantó.
La película está clasificaca, como comedia, por lo menos en la página http://delatv.com/un-tipo-serio/
Para mí es una tragedia a no dar más, de principio a fin. Quedé decepcionada, buscaba reírme. A los días me encontra esperando pagar en el supermercado, mientras la abuelita delante de mí pagaba su mercadería con infinitas monedas mínimas. Me puse a mirar a la gente y ahí recién le pude encontrar el sentido a la peli. Todos, a excepción de los niños, tenían la cara del personaje principal. En la cara se les notaba la vida miserable o estresante que llevan(mos).
Notable, y lo mejor el tema principal "Somebody to love" de Jefferson Airplane que nos enrostra la carencia afectiva que vivimos.
Notable, notable, una genialidad.
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