viernes, 20 de noviembre de 2009

PREMIO CINEUROPA 2009: FERNANDO TRUEBA



HUMOR GLOBAL

Julio C. Piñeiro


En el día de ayer, el director, guionista y productor madrileño Fernando Trueba recibió el Premio Cineuropa, que en cada edición galardona a cineastas y actores en homenaje a su trayectoria. A la entrega del premio siguió la proyección de su última película, El baile de la victoria, seleccionada por la Academia Española de Cine para competir en la próxima edición de los Oscar, y que se estrenará en salas el 27 de noviembre.
En la rueda de prensa previa, estuvo acompañado por José Luis Losa, director artístico del festival compostelano, y Socorro García Conde, edil de Cultura y Centros Socioculturales del Concello de Santiago, entidad organizadora. El acto estuvo en todo momento cargado con buen sentido del humor y guiños a un posible segundo Oscar para el cineasta.



Al igual que en su primer film, Opera prima, en El baile de la victoria nos encontramos en un escenario y con unos personajes recién salidos de una dictadura, en este caso la chilena. José Luis Losa destacó el 'baile' de géneros entremezclados en esta película, y, por extensión, en toda la filmografía de Trueba, con una referencia particular a La niña de tus ojos, a la que definió como una versión de Malditos bastardos en clave folclórica.
Por fin le llegó la palabra al premiado. Se mostró en todo momento agradecido, primero con Santiago y con Galicia en general, con la que guarda una relación muy especial desde la primera vez que vino, hace años, a trabajar de ayudante de dirección de Enrique R. Baixeras en la adaptación del relato de Ánxel Fole O cadaleito. Recordó asimismo el estreno mundial de Calle 54 en la Plaza del Obradoiro, donde ni siquiera unos instantes de leve lluvia movieron a los asistentes de sus sillas. En segundo lugar, mostró su gratitud personal a José Luis Losa, en concreto por declararse gran admirador de El embrujo de Shanghai, una especie de grand film malade, muy querido por su creador, pero que no terminó de convencer.
Sin intención alguna de criticar al gobierno local, se declaró en contra del nacionalismo y los nacionalismos, de cualquier clase y naturaleza. Afirmó que el arte es transnacional, no nacionalista, que en el arte es indispensable abrirse a otras culturas, y que los artistas fueron, desde siempre, los primeros globalistas, ejemplificándolo con Cervantes y El Quijote, mencionado de paso cómo los intelectuales franceses de la época quedaban desconcertados al conocer la mísera situación de Cervantes, y las penurias por las que siempre han pasado los artistas en España.

En cuanto a los premios, declaró su actitud ambigua, necesaria: se debe tener mucho cuidado con creérselo demasiado, recibirlos con gratitud pero humildad, la vanidad no debe aumentar ni una pizca. Aprovechó entonces para relatar la anécdota con 'su dios', Billy Wilder, que fue el único que le auguró la victoria, cuando todas las quinielas daban por ganadora a Adiós a mi concubina.
En El baile de la victoria vuelve a ofrecer un enfoque atípico de la familia. Las familias alternativas son una de las señas identidad del cineasta, claro detractor de la familia tradicional católica.
Pese a que su trayectoria parecía caminar por la senda de documental, afirmó que fue un descubrimiento tardío (no estrictamente, ya que en 1982 realizó Mientras el cuerpo aguante), y que se trataba de documentales especiales, no demasiado convencionales, aparte de que no daba encontrado el siguiente guión que iba a realizar. Se declaró un cineasta de ficción, su carácter es más acorde con la ficción que con el documental. Actualmente se encuentra trabajando en Chico & Rita, un proyecto de animación con Mariscal, pendiente de estreno, y L’artiste et son modèle, a partir de un guión de Jean-Claude Carrière, que se rodará en Francia el próximo año.
El director dijo estar ya cansado del eterno debate en torno al cine español: crisis por aquí, crisis por allá, lamentando que no haya una lectura que se fije en aspectos positivos, por ejemplo, en que cada año siempre hay alguna producción española que figura entre las 10 más taquilleras. Además, no le interesa hablar de cine en términos nacionales, como ya había dicho. ¿Sobre el dinero? Cuando se tiene el necesario para hacer la película, se gasta, y ya está. ¿La industria cinematográfica? Le da absolutamente igual, para él, el cine es artesanía.
Finalmente, se denominó un cineasta viajero, cosmopolita, avalado por la dilatada cantidad de lugares diferentes en los que ha trabajado. Dos de sus mayores placeres son complementarios e interdependientes, que son irse de casa y volver a casa.

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