viernes, 22 de enero de 2010

LA CINTA BLANCA - Das weisse band (2009) de Michael Haneke


LA INTIMIDAD COMO
REFUGIO DEL MAL

Eloy Domínguez Serén

Cada vez que voy al cine albergo la esperanza de ver una película como La cinta blanca. Sin embargo, lamentablemente, pocos, muy pocos directores logran en la actualidad igualar la maestría de Michael Haneke para estimular e involucrar al espectador con su obra. Paradójicamente, Haneke logra el compromiso de su público mediante el distanciamiento, el célebre distanciamiento brechtiano, vehículo de reflexión cinematográfica de autores como Theo Angelopoulos, Atom Egoyan, Lars von Trier o, especialmente, Jean-Luc Godard.
Las películas de Michael Haneke te acompañan a casa a la salida del cine, exigiendo ser reflexionadas una y otra vez. El cine del austriaco apela, cuestiona e interroga, y jamás permite la indiferencia. La indiferencia no es una opción cuando se ha sido agredido, perturbado, desafiado, amenazado. Al igual que David Lynch, Haneke oculta la amenaza, la perversión y la transgresión en los recovecos de la cotidianeidad. Convivimos con ella, nos envuelve y nos acecha, pero es invisible a nuestros ojos, y por ello nos inquieta.

El cineasta germano-austriaco traslada las dos constantes de su obra, la violencia y la culpa, a una pequeña aldea protestante del norte de Alemania durante los albores de la Primera Guerra Mundial. La convivencia de sus vecinos, estructurada en una jerarquía próxima a la del sistema feudal, canaliza algunas de las reflexiones que Haneke plantea en su cinta: el origen del mal, la perversión del ideal, la doble moral, las consecuencias de la tiranía patriarcal, la práctica de una doctrina férrea, el germen de la ideología nazista, la inocencia de la infancia.
En contraposición a la transparencia del poblado de Dogville, de Lars von Trier, la perversidad se ampara en la opacidad de las paredes, las puertas y las ventanas de la aldea de La cinta blanca. El mal, latente en los campos de siega, en los polvorientos caminos de tierra o en las rígidas ceremonias religiosas, se manifiesta en la intimidad y allí es donde se refugia y silencia.
Muertes accidentales, suicidios, secuestros, abusos y torturas de niños, desgracias y conspiraciones de las que nadie ha visto ni escuchado nada, incluidos el contenido narrador y el desconcertado espectador. Todo ello queda en el fuera de campo y, por lo tanto, no existe, o, al menos, así es para una comunidad cuyas aspiraciones atienden a las indicaciones de un aristócrata y un terrateniente y cuyas voluntades responden a una moral inflexible, corrupta por un sistema educativo cruel e intransigente.

Título: La cinta blanca
Título original: Das weiße band
Dirección: Michael Haneke
Guión: Michael Haneke
País: Francia, Alemania, Austria
Duración: 150 min.
Reparto: Ulrich Tukur, Susanne Lothar, Josef Bierbichler
Fotografía: Christian Berger
Montaje: Monika Willi

5 comentarios:

Anónimo dijo...

De esas películas... Es un placer leer vuestro blog y observar como aumenta día a día su calidad. No me cabe la menor duda de que es un referente para más de un espectador harto de cinemanía. Enhorabuena por vuestro compromiso y calidad. Dan ganas de irla a ver.

Eloy Domínguez Serén dijo...

Muchas gracias por tus palabras y, sobre todo, por leernos. Comentarios como el tuyo nos anima a tratar de mejorar día a día. Y, si tienes la oportunidad, no dudes en ver 'La cinta blanca', películas como esa hacen que nuestra labor valga la pena.
Un saludo

MANUEL IGLESIAS dijo...

La comunidad bloguerocinéfila, creando esta tupida red de comentarios, ideas, reflexiones, multiplica los ecos de opiniones que aparecen ante películas merecedoras de atención. Caso de La Cinta... Hay que seguir... Un salud

die Lehrerin dijo...

acabo der ver la pelicula en aleman y me he quedado reflexionando toda la tarde, no me esperaba este final...la sensacion que me ha quedado al final es la misma que he tenido durante toda la pelicula... me quedo con el desconcierto y la angustia ...
Pero desde luego, no deja indiferente...

Eloy Domínguez Serén dijo...

Mi sensación al salir del cine fue muy similar a la que tuve tras ver 'Cache', una película que recomiendo fervientemente y que tiene importantes puntos en común con 'La cinta blanca'. Es una sensación de inquietud, de desconcierto, de fascinación, de incomodidad, de saber que has visto mucho más de lo que has mirado y que has oído mucho más de lo que has escuchado. Cine del bueno, muy bueno