sábado, 14 de noviembre de 2009

CINEUROPA 2009 - LUNA CALIENTE (2009) de Vicente Aranda




LA CARNE ES PROVOCATIVA

Julio C. Piñeiro

El veterano e incansable Vicente Aranda vuelve a las andadas con esta adaptación de la novela del argentino Mempo Giardinelli, cuya acción traslada a un Burgos en el centro del huracán debido a aquel Proceso que en 1975 acabó con las últimas ejecuciones del decadente régimen franquista.
Pero lejos de elaborar una lectura política de cualquier signo, el director sigue fiel a sí mismo y vuelve a colocar al erotismo más carnal y perturbador en el centro de la acción. De esta manera, el contexto funciona casi como una cortina de humo que se llega a revertir avanzado el metraje, con un resultado un tanto desconcertante y a ratos divertido.

El director renuncia a cualquier aventura narrativa o formal y se apoya en la linealidad y en una música muy presente, incluso a veces rimbombante, para dotar de intriga a un relato muy inmerso en la tónica del maestro Alfred Hithcock, desde un accidente cuyo salida no hace sino generar más catástrofe, el protagonista atormentado y bipolar (aparecen varios rótulos con citas de Dr. Jeckyll y Mr. Hyde insertadas a modo de transición entre diferentes capítulos) hasta un escenario propicio para un buen 'McGuffin'.
La principal característica de la película es su permanente espíritu provocativo, algo a lo que el cineasta nos tiene acostumbrados, para bien y para mal. De hecho, aquí la provocación opera a múltiples niveles que se superponen, con más pericia que torpeza. Empezando por el más, digamos grave, de todos, el de una joven, con aire de 'lolita' y apasionada de la poesía, que al ser violada se vuelve totalmente ninfómana con un intenso deseo hacia su agresor. Igualmente aquí yace otro nivel, secundario, pero a tener en cuenta: el de la derrota del romanticismo ante el deseo carnal.

La relativa banalización del contexto del Proceso de Burgos, sometido al servicio de la intriga, funciona como otro nivel de provocación, al hacer primar sin duda el individualismo y la salvación personal a la conciencia política y la salvación colectiva. Al mismo tiempo que dibuja a los brazos ejecutores del régimen como mercenarios fantoches con un agudo sentido del humor, que no vacilan al anteponer la 'causa nacional' a la resolución y condena de crímenes atroces de índole local. Así como la crítica latente a los intelectuales, apolíticos o combativos, desde la inmoralidad infame hasta el alcoholismo empedernido.
Luego ya encontramos un tercer nivel de provocación en esos momentos más puntuales que nos pueden llevar tanto a la carcajada como a la indignación, como son la escena de sexo anal en pleno desarrollo de un velatorio o el polvo en el lecho familiar con las madres de ambos amantes de cerca presentes.
Cal y arena en cuanto a los actores. Acertada la elección de la novata Thaïs Blume, destacable en una trayectoria simple pero intensa, desde la sensual inocencia inicial hasta la voracidad carnal final. Escaso en cambio Eduard Fernández, que resulta demasiado tibio y sin fuerza en la recreación de un poeta individualista y bipolar, a modo de Jeckyll y Hyde.
También quita puntos un epílogo que, aunque necesario, queda algo descolgado del resto de la narración y huele a una cierta intención de justificarse y suavizar todo lo anterior.

Puede que la premisa de Vicente Aranda parezca facilona y sensacionalista, pero lo cierto es que ha dado en el clavo en su intención de no dejar a absolutamente nadie indiferente.



1 comentario:

Anónimo dijo...

a los fans de Aranda os dejo un link a una pagina de un grupo de facebook de la peli:

http://www.facebook.com/home.php?#/group.php?gid=213238653393&ref=search&sid=100000619094889.959017274..1