lunes, 5 de octubre de 2009

EL EFECTO RASHOMON (4/8)


EL EFECTO RASHOMON

Julio C. Piñeiro


III. Un mismo objeto en manos de distintos personajes: las dos caras de la fortuna.

A. Winchester '73: el arma maldita.

Esta película, dirigida en 1950 por el clásico Anthony Mann con su estrella favorita, James Stewart, no obedece a una discontinuidad narrativa especialmente radical (no existía todavía Rashomon), pero en cambio, creó precedente para obras posteriores.

El principio organizador de la película es el arma que le da título. Pasa por distintas manos y todos los que la poseen sufren un destino trágico. Aparece por primera vez cuando Lin McAdam (Stewart) y el bandido Dutch Henry, a quien el primero persigue pero no puede arrestar a causa de las leyes locales, llegan a la final de un campeonato de tiro. Lin gana el premio, un fusil Winchester del '73, pero Dutch se lo roba.

Luego, Dutch lo intercambia con un comerciante, que se dedica a vender las armas a una tribu india. Pero cuando el jefe pone los ojos en el Winchester y el comerciante se niega a vendérselo, el primero lo mata.

La siguiente mano en tener el fusil es Steve Miller, miembro de la banda de Dutch. A Lola (Shelley Winters), su novia, no le gusta nada que lleve esa arma, que le produce malos presagios. Luego resulta que el bandido Waco desea el fusil, por tanto provoca a Miller delante de Lola, hasta que se empiezan a pelear; pero Waco, mucho más experto, se lo carga. Cuando Dutch se da cuenta de que este último tiene el arma, se la arrebata de nuevo: es su fusil, sólo suyo.

Dutch organiza un atraco a un banco, pero fracasa. Lin lo atrapa y lo conduce a las montañas, donde lo mata. Entonces descubrimos que ellos dos son hermanos y que Dutch había matado al padre de ambos. Finalmente, Lin se marcha con Lola.

Esta película pertenece al hipertexto del western clásico. El bueno acaba por matar al malo y llevarse a la chica. Pero la diferencia aquí es que el destino no viene marcado únicamente por los conceptos de bondad y maldad, sino también por un objeto maldito.


B. Babel: incomunicación internacional.

El tercer y último film de la trilogía de Iñárritu y Arriaga, se sirve del mecanismo iniciado por Winchester '73: se trata también de un fusil, pero aquí funciona simplemente como un nexo de unión entre las diferentes historias.

En este caso, lo que realmente conecta las historias son sus temáticas en común: la incomunicación (expresada ya en el título), el choque de diferentes culturas, la fuerza del destino y la redención. Estas tramas están tan mezcladas y cruzadas que resulta imposible ordenarlas cronológicamente con total exactitud.

Empiezo por la historia del matrimonio estadounidense (Brad Pitt y Cate Blanchett) que se encuentra de vacaciones en Marruecos. Se aprecia claramente que están sumergidos en una crisis matrimonial, que siguen hablando pero ya no se comunican. Durante un desplazamiento en autobús, la mujer recibe un disparo en el cuello. El marido se da cuenta entonces de que aquel país está bastante más atrasado, la sanidad, por mucho que paguen, es muy precaria, no es Estados Unidos. Él hace todo lo que puede, intenta poner a todos a su disposición, sabiendo a posteriori que no es posible. Finalmente, llegan a un hospital donde la ponen a salvo.

Mientras tanto, sus hijos se quedan en casa, a cuidado de la habitual niñera (Adriana Barraza), inmigrante ilegal mejicana pero desde hace mucho trabajando en EE.UU. Ella los acaba llevando a México, a la boda de su hijo, ya que no encontró a nadie que se hiciese cargo de ellos durante aquellos días. Allí en la boda, todos se lo pasan fenomenal, incluidos los niños estadounidenses, que pese a encontrarse en un ambiente muy diferente al suyo, se divierten mucho. El problema llega a la vuelta, cuando se disponen a cruzar la frontera. Los lleva su sobrino (Gael García Bernal), que conduce un poco ebrio. Entonces, cuando nota que van a tener problemas, arranca de golpe el coche. Deja salir a su tía y a los niños para que huyan, pese a ser noche cerrada. El problema es que se encuentran en pleno desierto, llega el día y hace un calor terrible. La niñera va en busca de ayuda, dejando a los niños junto a un arbusto. Vuelve más tarde sin haber encontrado nada, pero entonces no los encuentra allí. Finalmente, la policía la detiene, le comunica que los niños están a salvo, que sus padres lo saben todo, pero no la van a denunciar, y que ella será definitivamente deportada.

Volvemos a Marruecos, pero un poco más arriba, en la montaña. Allí se encuentran dos hermanos, hijos de un pastor, que juegan con un fusil recién comprado por su padre. Uno de sus disparos es el que alcanza a la turista americana. Enseguida se dan cuenta de la que han liado y vuelven a casa, pero después la policía los busca. Cuando finalmente los encuentran, ellos intentan huir y a uno de ellos muere en el tiroteo.

Por otra parte, en Japón, nos encontramos con la historia de una adolescente sordomuda (Rinko Kikuchi, nominada al Oscar por su desgarrador trabajo) y su padre, cuya única conexión con las demás es que este último fue quien vendió el fusil al pastor marroquí. En este episodio, el tema de la incomunicación alcanza su máxima expresión con la minusvalía de la hija, que trata sólo con chicas que padecen el mismo problema. Su madre murió recientemente y esto se nota en la relación más fría que tiene con su padre. Pero su mayor problema es el sexual: no consigue tener su prima experiencia, debido obviamente a su impedimento. De esta manera, se ofrece sexualmente a hombres adultos, primero al dentista, que la rechaza de golpe, y después al detective que aparece en su casa para indagar el caso del fusil, a quien se le presenta completamente desnuda después de un rato, y rompe a llorar tras ser de nuevo rechazada. La trama concluye con un abrazo en el balcón de los dos protagonistas, quienes se apoyan emocionalmente de manera recíproca.

Notamos como en este caso, el particular efecto Rashomon se vuelve banal, siendo utilizado casi exclusivamente para enlazar las distintas historias, unidas en sentido conceptual y temático, pero que también necesitan un nexo físico-narrativo.


En el próximo capítulo, pasaremos por fin a las películas con una línea temporal discontinua, donde el montaje es más clave que nunca.

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