viernes, 27 de noviembre de 2009

UN LUGAR DONDE QUEDARSE / EL MEJOR LUGAR DEL MUNDO Away We Go (2009) de Sam Mendes


CLEMENCIA CON EL
AMERICAN WAY
OF LIFE

Eloy Domínguez Serén

Cuando uno ve Un lugar donde quedarse (Away We Go) se percata enseguida de por qué su director, Sam Mendes, asegura que esta pequeña obra independiente es un “antídoto” a Revolutionary Road (2008), anterior film del británico. A modo de terapia de choque, Un lugar donde quedarse revisa algunos de los planteamientos de su predecesora abriendo pequeñas fallas de optimismo en el devastador e inhóspito ‘american way of life’ que Mendes había retratado en la notable adaptación de la novela de Richard Yates.
Si en aquélla Leonardo Di Caprio y Kate Winslet formaban un matrimonio de treintañeros cuyo inesperado embarazo frustraba sus titubeantes aspiraciones de iniciar una nueva vida; el último film de Mendes aborda el tema de la inminente paternidad no como obstáculo a esa vía de escape, sino como el detonante de ella.

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jueves, 26 de noviembre de 2009

50 HOMBRES MUERTOS - 50 Dead Men Walking (2008) de Kari Skogland


SIEMPRE NOS QUEDARÁ
BEN KINGSLEY

Eloy Domínguez Serén


Desde la ganadora del Oso de Oro En el nombre del padre (1993), de Jim Sherindan, hasta la Palma de Oro El viento que agitada la cebada (2006), de Ken Loach, pasando por Michael Collins (1996) de Neil Jordan o Domingo sangriento (2002) de Paul Greengrass, el común denominador del buen cine sobre el conflicto irlandés son la apuesta y el compromiso por adoptar un punto de vista crítico y la profundidad, complejidad y crudeza de los hechos narrados.
Sin embargo, la canadiense Kari Skogland hecha por tierra los códigos del cine político al convertir la biografía del ex miembro del IRA Martin McGartland en el insípido thriller 50 hombres muertos. McGartland, actualmente en paradero desconocido, era un ladronzuelo de poca monta de Belfast que actuó como infiltrado en el IRA al servicio de los británicos. Su labor como informador, según él mismo asegura, permitió salvar la vida durante los años ochenta de hasta cincuenta objetivos del Ejército Republicano Irlandés. De ahí el título de esta cinta.

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viernes, 20 de noviembre de 2009

PREMIO CINEUROPA 2009: FERNANDO TRUEBA



HUMOR GLOBAL

Julio C. Piñeiro


En el día de ayer, el director, guionista y productor madrileño Fernando Trueba recibió el Premio Cineuropa, que en cada edición galardona a cineastas y actores en homenaje a su trayectoria. A la entrega del premio siguió la proyección de su última película, El baile de la victoria, seleccionada por la Academia Española de Cine para competir en la próxima edición de los Oscar, y que se estrenará en salas el 27 de noviembre.
En la rueda de prensa previa, estuvo acompañado por José Luis Losa, director artístico del festival compostelano, y Socorro García Conde, edil de Cultura y Centros Socioculturales del Concello de Santiago, entidad organizadora. El acto estuvo en todo momento cargado con buen sentido del humor y guiños a un posible segundo Oscar para el cineasta.


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lunes, 16 de noviembre de 2009

CELDA 211 (2009) de Daniel Monzón



SI NO PUEDES CON ELLOS,
SÉ UNO DE ELLOS

Eloy Domínguez Serén


A menudo se insiste en la importancia de no obviar la riqueza que debe encerrar la escena inicial de un film. Más allá del modo en que se estructuran los mecanismos de las ‘5W’, los primeros minutos de una película determinan el denominado ‘tono’ de la obra. Por ello, en este aspecto, podemos considerar el comienzo de Celda 211 como una declaración de intenciones por parte de su director, Daniel Monzón.
La primera secuencia de este soberbio drama carcelario es dura, muy dura, casi insoportable de ver, y su apelación es directa e inmediata: lo que hay ahí dentro, tras esos muros, son almas que deambulan por el limbo. Te asomas renqueante y echas un vistazo al interior. Nada de monos naranjas o camisas de rayas. No hay rastro de Clint Eastwood, Steve McQueen, Brad Davis, Tim Robbins o Wentworth Miller. En su lugar nos da la espalda un tío de cabeza rasurada y capucha negra. Cuando Malamadre, que así se llama el pelao, se da la vuelta, un tembleque se apodera de tus piernas y das gracias de estar a este lado de las rejas.

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domingo, 15 de noviembre de 2009

CINEUROPA 2009 - WHO KILLED NANCY? (2009) de Alan G. Parker



EXCULPANDO A RITMO DE PUNK

Julio C. Piñeiro

Por fin, por fin un documental que se adentra en los aspectos más negros de un artista tiende hacia una solución constructiva y conciliadora, y no como un vehículo de espectáculo sangrante, escándalo y populismo.
Alan G. Parker, biógrafo oficial de Sid Vicious, ha puesto en marcha un interesante propuesta que, a la par que busca, sin pretensión de hacerlo de manera definitiva e inapelable, exculpar al líder de Sex Pistols del asesinato de su novia, Nancy Spungen, realiza una interesante mezcolanza de dos de los géneros más comunes del documental: el musical, relatando, con fines muy diversos, las vidas, obras, aventuras y desventuras de músicos; y la conspiranoia, que, en lugar de destapar escándalos ocultos, pretende desmantelar los que sí se conocen y han sido previamente fabricados.

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sábado, 14 de noviembre de 2009

CINEUROPA 2009 - LUNA CALIENTE (2009) de Vicente Aranda




LA CARNE ES PROVOCATIVA

Julio C. Piñeiro

El veterano e incansable Vicente Aranda vuelve a las andadas con esta adaptación de la novela del argentino Mempo Giardinelli, cuya acción traslada a un Burgos en el centro del huracán debido a aquel Proceso que en 1975 acabó con las últimas ejecuciones del decadente régimen franquista.
Pero lejos de elaborar una lectura política de cualquier signo, el director sigue fiel a sí mismo y vuelve a colocar al erotismo más carnal y perturbador en el centro de la acción. De esta manera, el contexto funciona casi como una cortina de humo que se llega a revertir avanzado el metraje, con un resultado un tanto desconcertante y a ratos divertido.

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viernes, 13 de noviembre de 2009

CINEUROPA 2009 - ELEVATOR (2008) de George Dorobantu



MINICUBE

Julio C. Piñeiro


Está claro que cuando se tiene una buena idea, un planteamiento claro, y además, se tiene la maña de lograr un pulso narrativo hábil y tenso, 200 € son suficientes para la producción y realización de una película.

Así lo ha demostrado el, para más inri, debutante George Dorobantu, que por otro lado, explota con gran ingenio las características y posibilidades de la cámara, logrando efectos que parecen salidos de una sala de edición y composición digital.

Logros visuales aparte, el cineasta construye una intensa y desgarradora disección de las más profundas miserias humanas a través de una dialéctica del desgaste y la desesperación. La trama, una pareja de adolescentes que se queda encerrada en un ascensor de una vieja nave industrial abandonada con la intención inicial de realizar el acto sexual. ¿Ayuda adiccional? Un simple teléfono móvil, sin cobertura. La localización, única, dota al film de una atmósfera realmente claustrofóbica, que combinada con una tensión sexual siempre presente, y que se va revirtiendo a medida que avanza la narración, nos mantiene pegados a la pantalla desde los compases iniciales.

La sensación de desasosiego crece escena a escena. El deterioro de los protagonistas se representa también en el plano fisiológico, con momentos escatológicos situados estratégicamente en puntos concretos del metraje: he aquí otra lección del novel cineasta, la distancia en el tratamiento de esos delicados momentos, que en los primeros casos se mantiene prudentemente alejada, y que hacia el final se nos muestra en todo su 'esplendor'. Al mismo tiempo, esos momentos funcionan como la cara más desagradable del deseo, que a tal punto ya ha degenerado por completo.

Poco a poco, todo adquiere un sentido metafórico. No sólo el ascensor, escenario de los miedos más profundos, y espiral sin salida de la debacle existencial, sino también, a diferentes niveles: desde la propias características de ese único escenario, representación del abandono de la industria, por decirlo de alguna manera, de la Vieja Europa. O el teléfono móvil, recurso tecnológico impotente justo cuando más se le necesita, que avatar de los inútiles intentos del hombre por dominar el universo.

Lo que termina de hacer redondo el film es un sensacional epílogo, en tono más bien humorístico, que, a la vez que respiro a tanta tensión y desasosiego, funcional como conclusión más bien ilógico de una trama, en la que el erotismo se va disipando progresivamente, aunque a la vez como culminación de los deseos iniciales de sus protagonistas: sería un acto sexual descrito verbalmente por el chico, ya iniciado, a la chica, inexperta. Inicialmente descoloca, pero ese cúmulo de sensaciones contradictorias es un atrevido, impredecible, divertido y, en resumen, inmejorable broche a esta pequeña gran película.


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miércoles, 11 de noviembre de 2009

CINEUROPA 2009 - CAPITALISMO: UNA HISTORIA DE AMOR - Capitalism: A love story (2009) de Michael Moore


ESPECTÁCULO CONTRA ESPECTÁCULO

Julio C. Piñeiro

Vale, que si manipulador, que si sensacionalista,... pero Michael Moore lo que ha hecho es darles de su propia medicina, ha cazado al cazador. Utiliza esa cultura tan yanqui del espectáculo y la grandilocuencia precisamente para desmontar otra farsa mucho más infame: el engaño que, desde que los medios y la propaganda existen, nos llevan sometiendo los amos del sistema, haciéndonos creer que el sistema económico imperante en EE.UU. y, por extensión, en el mundo occidental, es el único ideal, el único que funciona, y que nunca va a fallar. Y como esta crisis que nos aguza hoy en día nos es más que un plan maestro de los tiburones de Wall Street para dar el último golpe a un sistema que se les va de las manos.

El cineasta ataca al capitalismo desde la base, remontándose a los fundadores de la patria americana, los ideales de libertad en que se basaron, y cómo todo se fue tergiversando, la libertad como derecho se fue deformando hacia el liberalismo económico más zafio y destructivo. Llega a apelar al tan amado espíritu de F.D. Roosevelt, con su discurso de esperanza, igualdad y oportunidades que clamó en sus últimos días... pero que todavía hoy no se ha hecho realidad.

Pone el punto de inflexión en la era Reagan, que pasó de poner cara a las grandes compañías en los '50 a ser su marioneta en la Casa Blanca en los '80, avatar de un no-intervencionismo absoluto, necesario en cuanto las economías europeas y japonesa se recuperaron definitivamente de la heridas de la guerra y a EE.UU. se le agotó el pastel del monopolio global.

Puede que nos parezca cínico por parte de Moore criticar a un sistema del que él mismo, de algún modo, se ha beneficiado. Pero nos lleva de nuevo a su Flint natal, una pequeña ciudad de Michigan que vivía de la planta de la General Motors, en la que trabajó el propio padre del cineasta, y que con su cierre se convirtió en poco más que un pueblo fantasma. Su empatía con el problema es entonces comprensible. De esta manera, se puede entender este documental casi como una secuela de
Roger y yo después de dos décadas.

Por otra parte, nos ofrece momentos de una comicidad brutal, que llenan la sala de cine de risas e incluso aplausos momentáneos: desde el Jesucristo-capitalista hasta los clamores del gobernador Chuache contra el socialismo.

Algo que llama asimismo la atención son esos momentos que concede a la religión católica, a través de sus pastores, de criticar duramente el sistema. De primeras, el espectador puede sentirse extrañado, o incluso defraudado. Pero leyendo entre líneas, se advierte una cierta línea de antisemitismo muy latente y sutil, que de ser explícita hubiese llevado definitivamente al cineasta directo a la tumba.

No hay absolutamente (y esto es novedad) ninguna referencia a Canadá, y las dedicadas al Viejo Continente son pocas y no siempre halagüeñas. El director consigue evitar casi por completo uno de sus puntos flacos, que son las lecturas políticas. Si bien el esperado 'momento Obama' hizo acto de presencia, emitiendo un tufo panfletario que desvirtuaba de algún modo el discurso combativo, dibujándolo como ese mesiánico avatar de la esperanza que una excelente campaña mediática ha configurado, como una amenaza a las grandes compañías y como objeto de la paranoia antisocialista de una importante sector de la población yanqui.

Pero finalmente, aquello se queda en el detalle. Lo que sí notamos es que no defiende a los demócratas con respecto a los republicanos, sino que, en líneas generales, los mete a todos en el mismo saco, basándose en un acertado, desesperanzador y evidente aunque irrevocable postulado: el poder político está supeditado al poder económico, a los tiburones de Wall Street, los grandes hermanos que lo controlan absolutamente todo, y los políticos, sea cual sea su aspecto, tipología o discurso, no son más que peones, marionetas visibles y brazos ejecutores de su influencia.

No faltan momentos de esperanza, derivados de ese sentimiento grupal y colectivo que surge en tiempos difíciles, cuando la necesidad aprieta. Pero, al igual que en
Bowling for columbine, la sensación que nos queda al acabar la película es de desasosiego, de escepticismo radical, ante un gran problema que parece una pescadilla que se muerde la cola, un círculo vicioso de difícil salida.

Puede que los métodos y el discurso combativo de Michael Moore estén continuamente en tela de juicio, pero su rimbombante figura y su dialéctica sensacionalista resulta cuando menos necesaria en esta era de diversificación y omnipresencia mediática, tanto para que sus compatriotas despierten definitivamente del letargo y el engaño, como para que los europeos nos andemos ojo avizor.

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