miércoles, 7 de abril de 2010

SANGRE FÁCIL / SIMPLEMENTE SANGRE - Blood Simple (1984) de Joe & Ethan Coen


CAMINO A LA PERDICIÓN

Maximiliano Curcio

La opera prima de los talentosos hermanos Coen no podría haber sido un debut cinematográfico mas perfecto, promisorio y visionario respecto de una de las duplas de cineastas mas talentosos del ultimo cuarto de siglo que Hollywood haya dado. Esta extraña pareja se ha constituido en un estándarte del aciago cine de autor norteamericano en las últimas dos décadas. Simplemente Sangre (Blood Simple, 1984) se erige como un facsimil razonable de la mejor época del cine negro, y con reminiscencias de las grandes obras de Orson Welles o Billy Wilder así como también precursora de otras gemas coenianas del policial negro como Miller’s Crossing o Fargo. El film es una historia de infidelidad, engaño y asesinato donde venganzas, equívocos y traiciones se iran desarrollando a medida que esta trama avanza.

Los Coen (Joel en la dirección y Ethan en el guión) se conjugan a la perfección para realizar un film de historias paralelas y secretos que esconden lo que realmente es y en donde el trágico destino del azar juega un rol preponderante a medida que se cruza en la suerte o desgracia de estos personajes, haciéndolos caminar por un estrecho camino que separa lo moral de lo inmoral, un retrato que con los años se convertiriria en un arquetipo del cine de los Coen.
Esta narrativa captura una atmósfera atrapante y subyugante que sumado a un elenco impecable (Dan Hedaya, John Getz, Frances McDormand y M. Emmet Walsh) se nutren de una exquisita puesta en escena texana que en manos del hoy reconocido director Barry Sonnenfeld captura una fotografía impecable de claro oscuros y sombras dignas de un autentico neo noir, despojada de cualquier exceso o clisé y dueña de un ritmo arrollador y de un impacto que juega con lo inmoral y lo violento capturando la verdadera esencia que reviste a estos cuatro personajes protagonistas de la historia.
El manejo de cámara de los Coen es depurado desde su primera película. La puesta de cámara es una herramienta clave ala hora de aumentar el dramatismo de cada escena, ya que nos involucra en la mirada del personaje. Esa mirada subjetiva a la que el espectador activo complementa en un plano secuencia, como aquí los hay memorables. Los personajes que transitan el film -y se puede comprobar a lo largo de la filmografía extensa de los Coen- son personas comunes y corrientes confrontadas situaciones extrañas pero realistas, tragedias sin retorno que solo los hunden mas aun en la perdición. Aquí radica también la identificación del publico con el personaje, esa empata que tanto pregonaba Hitchcock, y que nos lleva a entender su proceder y hasta a anticipar su comportamiento. Tan asintomático y sufriente como lo es la espiral de sangre que deja a su paso el impecable policial con el que los hermanos Coen se presentan en el cine grande.

No hay comentarios: