jueves, 29 de abril de 2010

OCÉANOS - Océans (2009) de Jacques Perrin y Jacques Cluzaud


PANDORA ESTÁ BAJOS
NUESTROS PIES

Eloy Domínguez Serén

Esta semana El País publicaba un artículo de Toni García titulado ¿Adiós al actor de carne y hueso?, en el que el periodista advertía que los grandes estudios cinematográficos podrían estar considerando la viabilidad de fomentar la sustitución de actores reales por réplicas digitales a través del desarrollo de la tecnología que ha hecho posible películas como Polar Express (2004), Beowulf (2007), Avatar (2009) o Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio, la nueva película de Steven Spielberg y Peter Jackson cuyo estreno está previsto para e invierno de 2011.
En este sentido, ya en enero de 2008 Àngel Quintana señalaba en su artículo Hacia una nueva plástica del cine digital que la revolución del diseño infográfico había permitido “hacer realidad todas aquellas imágenes generadas por la imaginación que habían hallado resistencia en el mundo físico”.

Desde el T-1000 de Terminator II hasta el Gato de Cheshire de la Alicia… de Tim Burton, pasando por los dinosaurios de Jurassic Park o los escenarios de Matrix, Sky Captain o Avatar, la infografía ha sido el mejor cómplice del cine en su afán por epatar la retina del espectador.
Mientras las tecnologías digital y tridimensional agudizan el debate sobre el nuevo estatus que debe asumir la imagen cinematográfica, un documental desafía el poder de fascinación de los universos imaginarios. El tándem formado por Jacques Perrin y Jacques Cluzaud, coautores de la aclamada Nómadas del viento (2001), vuelve casi una década más tarde a ocupar un lugar de excepción en el mundo del documental gracias a la asombrosa Océanos, una imponente producción cuyos escenarios, protagonistas e hipnotismo visual nada tienen que envidiar a la tierra de Oz, Narnia, Nunca Jamás, la Tierra Media o Pandora.
Al igual que en el caso de Avatar, esta cinta nos muestra un mundo maravilloso, extraordinario y enigmático, cuyo perfecto equilibrio ha sido alterado por la acción del hombre y cuya existencia es amenazada por la insaciable voracidad de este. Sin embargo, este mundo no está a miles de kilómetros de nuestro planeta, sino que ocupa miles de kilómetros dentro de él. Y, por supuesto, la amenaza de la que nos habla esta película no es ficticia, sino que es ahora más real que nunca.
Este apasionante y conmovedor viaje por el universo acuático es el colosal resultado de cuatro años y medio de rodaje en cincuenta y siete localizaciones en los cinco océanos, en los que se filmaron más de quinientas horas de la vida de más de doscientas especies marinas en su hábitat natural, de las que tan sólo ochenta aparecen en el metraje final. Poética, deslumbrante, emotiva, violenta… Océanos es toda una declaración de amor al planeta Tierra y un válido ejemplo de que, en ocasiones, la realidad sí supera a la ficción.
Sin embargo, las imágenes de síntesis creadas por la tecnología digital (aplicadas inicialmente a la creación de espectaculares efectos especiales, la representación de personajes y escenarios fantásticos o la realización de encuadres y movimientos de cámara imposibles) se han convertido en una práctica habitual (y casi imprescindible) en el medio audiovisual, de la que tampoco es ajena el documental de Perrin y Cluzaud, de modo que un título al final de la película que advierte que algunas escenas han sido recreadas para que ningún animal sufriese daño alguno nos lleva a cuestionarnos qué es real y qué no lo es en el alucinante espectáculo que acabamos de contemplar.


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