"LA PRODUCCIÓN BIEN ENTENDIDA
ES UN TRABAJO MUY CREATIVO"
Eloy Domínguez Serén
En nuestro país son poco frecuentes los casos de codirección cinematográfica. En los últimos años, los tandems Balagueró-Plaza, Cabeza-Riambau o Naharro-Pastor son algunas de las pocas excepciones de este tipo de colaboraciones. Por este motivo, resulta meritorio el trabajo de Dunia Ayaso y Félix Sabroso, uno de los duetos más longevos y prolíficos del panorama cinematográfico español. Los dos cineastas canarios debutaron en el cine en 1994 con Fea, opera prima a la que seguirían títulos como Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí (1996), Descongélate (2003) o Los años desnudos. Clasificada S (2008), además de la serie televisiva Mujeres (2006).
El pasado mes de abril, la pareja Ayaso-Sabroso estrenó en nuestras carteleras la que está considerada su mejor obra hasta la fecha, La isla interior, un aplaudido drama familiar protagonizado por Geraldine Chaplin, Candela Peña, Antonio de la Torre, Celso Bugallo y Alberto San Juan, este último premiado al mejor actor en la pasada edición de la Seminci por su interpretación en este film.
Una de las personas que ha hecho posible esta buena película es la productora y guionista Patricia Campo (Salamanca, 1975), directora de desarrollo de La isla interior. Esta salmantina es licenciada en Traducción e Interpretación y en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Salamanca, y doctorada en Historia del Cine por la Universidad Autónoma de Madrid. Tras iniciar su carrera en el teatro y la radio, Patricia Campo dio el salto al cine y la televisión, colaborando con productoras como Zeppelín TV, Telespan o Suki Films, antes de asumir el puesto de dirección de contenido en Mecanismo Films. La isla interior es su segundo trabajo junto a Ayaso y Sabroso, tras Los años desnudos.
Tras haber trabajado durante más de una década en teatro, radio, televisión y cine. ¿Cuál de estos medios crees que es el más idóneo para narrar historias?
Cada medio tiene sus códigos narrativos, todos son divertidos y todos tienen sus pros y sus contras. Desde el punto de vista del que escribe ficción, creo que el teatro es la libertad, la inmediatez y la intensidad. La radio es el reino de la palabra, en el que además puedes jugar de manera más abstracta con tu imaginación y la del oyente. La televisión te pide todo “ahora”, es un trabajo más irreflexivo, que tiene que ver con la agudeza de tu propio ingenio, así que ya puedes ser un guionista rápido y eficaz, sino el propio tempo narrativo de la televisión te come. El cine puede ser muchas cosas, depende del tipo de película que estés escribiendo. El tiempo de desarrollo del guión es largo, lo cual te da espacio para trabajar en eso que tiene de fascinante el cine para un escritor, que es ser capaz de escribir imágenes. De todos los medios para los que uno puede escribir un guión, mi debilidad personal es el teatro musical por lo que tiene de fantasía, de juego sonoro y visual, así como de libertad creativa.
Todo cinéfilo tiene claro cuál es el trabajo del director, el guionista, el director de fotografía o el montador. Sin embargo, la cosa se complica al hablar del productor. ¿Por qué sigue siendo el productor ese “gran desconocido” para el público?
(PC) Hay ciertos aspectos del cine, ciertas profesiones esenciales, que pasan muy desapercibidas para el público en general. Ahí están los sonidistas, por ejemplo, que por la importancia del trabajo que realizan podrían ser tan conocidos como el montador o el director de fotografía y no es así. En el caso de los productores, creo que es una profesión que se ve desde fuera como algo que tiene que ver con las finanzas antes que con el arte cinematográfico en sí, lo cual lo convierte en un trabajo “aburrido” dentro de la industria. Y la verdad es que no es así. La producción bien entendida es un trabajo muy creativo. Es desarrollar una buena historia y conseguir imaginarla en una pantalla. Poner todos los recursos necesarios para que llegue allí. Y en ese largo camino el buen productor se implica en numerosas decisiones creativas.
¿Es el productor un intermediario entre lo artístico y lo rentable?
Un productor es más bien un intermediario entre una historia y un público. El objetivo es llevar un guión a la pantalla. En el proceso se pretende también “rentabilizar” la película, que en muchos casos se traduce, lamentablemente, en conseguir el dinero para terminarla, sin que esté asegurado un gran beneficio. La situación ideal, desde luego, es llevar una película pequeña al gran público. Ése sí que es un gran trabajo de producción.
¿En qué consistió tu labor como directora de desarrollo en La isla interior?
El director de desarrollo es el interlocutor de los guionistas. Su trabajo es ir supervisando las diferentes versiones de guión hasta que se llega a rodaje. Se buscan los puntos flacos del guión, se habla con los guionistas sobre ellos, se trata de conseguir el mejor guión posible. El director de desarrollo funciona como una voz única de la compañía de producción en todo lo relacionado con el contenido de la película, ya sea el propio guión, la línea que se va a seguir en los dosieres que se escriben de cara a la financiación o los textos con los que la película se va a presentar dentro de la estrategia de marketing que se decide junto con la distribuidora una vez la película está terminada y lista para su lanzamiento. En el caso de La isla interior, el guión nos llegó ya en una versión muy avanzada que presentaba una excelente historia, una estructura sólida, unos personajes muy bien dibujados…en definitiva, un proceso de desarrollo muy avanzado, con lo que mi labor fue en este caso tremendamente fácil.
¿Qué crees que fue lo que más sedujo de este proyecto a actores del prestigio de Geraldine Chaplin, Candela Peña o Alberto San Juan?
El guión, el guión, el guión.
Esta es la segunda vez que trabajas con Candela Peña. ¿Cómo definirías a esta actriz?
Candela da todo lo que tiene a sus personajes. No escatima. No tiene miedo a lanzarse al abismo de cada personaje que interpreta. Consigue llenar cada uno de los planos de una verdad muy difícil de encontrar en el cine. Un lujo.
Qué odisea fue mayor, la de producción o la de distribución.
En este caso, la de producción. Una vez terminada la película, tuvimos la suerte de encontrar en Alta Films unos grandes aliados para su distribución.
La isla interior ha gozado de una buena acogida por parte de la crítica especializada, que ha señalado esta película como la mejor del tándem Sabroso-Ayaso. ¿Cuál está siendo la respuesta del público?
La reacción más común es la sorpresa. Nos llegan comentarios una y otra vez de cómo ha sorprendido a los seguidores de Dunia y Félix su cambio de registro desde la comedia hasta un drama como La isla interior. Que estos directores se muevan tan bien en este género ha sido una grata sorpresa tanto para la crítica como para el público. El alcance de la distribución ha sido adecuado al tipo de película (hemos salido con 43 copias en toda España) y en las provincias en las que se sigue exhibiendo notamos cómo funciona el boca a boca.
De parte del público también hemos recibido muchos comentarios positivos sobre cómo se trata el tema de la familia en la película. Pero sobretodo, la gente ha manifestado su admiración por las interpretaciones del reparto. Me uno a ellos. El trabajo de todos los actores de La isla interior es de quitarse el sombrero.
¿Qué puedes adelantarnos de tu próximo proyecto?
En junio empezamos a rodar en Toronto un largometraje que producimos junto con el canadiense Niv Fichman a través de su compañía Rhombus Media (productores de A ciegas de Fernando Meirelles o El violín rojo de François Girard, entre otras muchas). En Mecanismo Films estamos muy contentos con la aventura internacional, con la historia y el equipo, que incluye técnicos y equipo artístico de ambos países. La coproducción internacional es un terreno en el que nos sentimos muy cómodos y tenemos la intención de seguir trabajando en ese sentido en nuestros próximos proyectos.
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