miércoles, 19 de mayo de 2010

TWO LOVERS / Los Amantes (2008) de James Gray


EL CAMINO MENOS TRANSITADO

Eloy Domínguez Serén

La literatura, el teatro y el cine nos fascinan, nos conmueven y nos emocionan porque poseen la excepcional virtud de introducirnos allí donde nadie puede adentrarse: en la recóndita intimidad de los seres humanos. Sin embargo, el deleite voyeurista intrínseco al lector/espectador no se satisface al traspasar el linde entre lo personal y lo íntimo, sino al sensibilizarse con las vivencias que presencia al cruzar ese límite.
Muchos personajes e historias logran generar interés, afinidad o empatía, pero son escasas las ocasiones en que consiguen realmente despertar en nosotros una verdadera implicación emocional.
Mi aspiración como apasionado espectador de cine no es la de contemplar una película, sino la de interiorizarla, habitarla, respirarla y compartirla. En definitiva, vivirla. Por ese motivo, doy las gracias a James Gray por haber filmado Two Lovers.

Realmente he sufrido por Leonard Kraditor (prodigioso Joaquin Phoenix), taciturno protagonista de este agridulce melodrama. He padecido la impotencia de quien sólo puede atestiguar la paulatina e ineludible autodestrucción de un ser a quien aprecia.
Me habría gustado tener la oportunidad de sentarme a su lado y conversar con él, intentar ayudarle. Pero, aunque hubiese tenido la ocasión, ni él me habría escuchado ni yo habría sabido qué decirle. “No tratéis de guiar al que pretende elegir por sí su propio camino”, escribió Shakeaspeare.
Leonard, en tratamiento a causa de su trastorno bipolar, debe tomar una decisión que no sólo afectará su apesadumbrada vida, sino también la de cuantos le rodean. Un plato de la balanza lo componen la familia y el deber, la tradición, la estabilidad y la aprobación. Al otro extremo, como contrapeso, el individuo y el deseo, la aventura, el riesgo y la fuga. A un lado el hijo y al otro el hombre. El ser amado y el ser amante.
Estos valores son encarnados por Sandra (Vinessa Shaw) y Michelle (Gwyneth Paltrow). La primera simboliza el equilibrio, la serenidad, una sosegada vida familiar en su Brooklyn natal. La segunda es pasión, sensualidad, una intensa alucinación en el fulgor de Manhattan. Sandra es la mujer que quiere cuidar de él, mientras que Michelle no puede cuidar de si misma.
Hemos visto y oído esta historia demasiadas veces, tantas como para comprender que nunca habíamos visto esta película antes. James Gray vence y convence en su incursión melodrama (homenajes a Vértigo y La ventana indiscreta incluidos). Y, sin embargo, sigue sin obtener el reconocimiento que se merece.
Tal vez su filmografía, al igual que la biografía de Leonard, pueda resumirse con una cita de Robert Lee Frost: “en un bosque se bifurcaron dos caminos, y yo... Yo tomé el menos transitado. Esto marcó toda la diferencia.”

Quiero dedicar un especial agradecimiento al viejo Don Horacio, por recomendarme esta película tan insistentemente desde hace más de un año.



1 comentario:

David Cotos dijo...

es la mejor película que voy viendo este año en la cartelera.