UN POCO DE CARCAJADAS DOLOROSAS
Carolina González Pino
La comedia es el disfrute cruel frente al sufrimiento de los demás y es el único género que permite decir muchas cosas que otros géneros son incapaces de mostrar. Álex de la Iglesia se vale de esta premisa para contar esta historia. Para él somos buenos porque no se nos ha dado la posibilidad de ser malos y uno mismo se descubre riéndose de cosas que no debería reírse. Este director nos plantea el dilema moral sobre qué haríamos en determinadas situaciones que a simple vista juzgaríamos como injustas. Una comunidad, varios vecinos, un objetivo: conseguir a toda costa el dinero de un ex vecino que argumentan como suyo…pero, ¿de quién es realmente?
Es difícil hablar de un personaje principal en la historia. En La comunidad cada personaje aporta una dosis de locura y coherencia al relato cinematográfico. La comunidad misma es un personaje, ya que a partir de las reglas establecidas y los intereses en juego de sus integrantes surge todo este conflicto. Julia es el cáncer que llega a esa comunidad, queriéndose llevar lo que, a juicio del resto, no es de ella. En este caso, la felicidad de cada miembro pasa por la desgracia del otro; todos en esa comunidad se creen buenos y se sienten con el derecho a recibir ese dinero. La cuestión que hay que plantearse es ¿qué pasa cuando el “malo” tiene el mismo derecho que uno mismo? Por un lado, la comunidad entera ha esperado veinte años para cobrar ese dinero, ayudándose los unos a los otros, por otro Julia, que también lo encuentra, tiene ese derecho ya que ha esperado toda la vida para salir de su vida mediocre.
Esta comunidad persigue un fin común y aparentemente solidario, pero al final esa solidaridad y compañerismo no existe porque la avaricia y el egoísmo pueden más que todo. Entre líneas leemos una maquiavélica frase en donde "el fin justifica los medios" y no importa hasta que punto habrá que llegar para conseguir lo que se quiere, por lo tanto ese ideal socialista del bien "común" desaparece.
Se trata de una historia trágica según desde qué personaje se la mire. En este caso, nosotros nos identificamos con Julia desde el comienzo y el hecho de que ella se quede con el dinero hace que sea un final feliz. Vamos descubriendo la comunidad de vecinos a través del relacionamiento de ella con el resto. Al igual que en El crimen ferpecto tanto Julia como Rafael son felices aunque implique camuflarse físicamente y cambiar de vida y de identidad. El camino no es fácil, en ambos casos, los personajes tienen que pasar por muchas trabas e impedimentos para poder lograr la felicidad.
La fotografía y los decorados son elementos muy importantes en la construcción de la historia. Los decorados en las películas de Álex de la Iglesia son más bien sobrecargados y se utilizan colores muy estridentes. En La comunidad, si bien el ambiente del edificio es opresor y oscuro, el apartamento en donde se instala Julia, o particularmente, en la escena de la fiesta, son muy coloridos. La idea de opresión intenta significar esa situación angustiosa en la que están encerrados esos personajes. Toda una vida esperando que llegue un gran día para que ese gran día se vuelve una pesadilla.
Álex de la Iglesia recreó ese edificio para que los actores se sintieran más involucrados en la historia y se creyeran aún más el papel que estaban encarnando. Además, el director optó por actores de teatro porque las características de los personajes eran exageradas y sobreactuadas. Los diálogos en esta película son sobresalientes llevando el humor negro a su extremo con frases como: “Tendría que haber hecho como tu padre y ahogarte en la bañera al nacer”, “Me haré el tonto, como siempre”, “La revolución triunfará. ¡Viva la república!”.
En El crimen ferpecto la historia y el contexto es introducido por Rafael, el personaje principal. En La comunidad se nos introduce a través de los créditos que sirven de prólogo para explicarnos (a grandes rasgos) con qué nos vamos a encontrar a lo largo de la película.
Al igual que otros directores, Álex de la Iglesia tiene como referentes a Billy Wilder (maestro de la comedia estadounidense) como también a Alfred Hitchcock y de éste último hace en La comunidad algunos guiños de sus películas. Además, a través del personaje de Charly (el aparentemente chico tonto) vemos la veta “freak” de Álex de la Iglesia con la introducción de Darth Vader y ese mundo fantástico de Star Wars completamente verosímil a la historia. Sin duda, Álex de la Iglesia sabe cómo contarnos grandes tragedias a través de un humor negro muy personal pero también condimentado de los grandes del cine clásico.
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