Maximiliano Curcio
En el año 1921 en Argentina sucedió lo que se dio en llamar “La Patagonia Rebelde”. Una huelga de los obreros del, por aquel entonces, denominado territorio nacional puesto que todavía no había provincias allá. En su mayoría inmigrantes, en reclamo de mejoras en las condiciones de trabajo y salario, miles de ellos fueron barridos por el ejército enviado por el presidente Hipólito Irigoyen. Engañados, masacrados y despojados. Un pueblo jamás debe olvidar sus raíces. Es entonces que en la década del ’70 salió publicado el libro de Osvaldo Bayer titulado Los Vengadores de la Patagonia Trágica. Inspirado en dicha novela, Hector Olivera y un elenco estelar (integrado por Héctor Alterio, Pepe Soriano y Luis Brandoni) llevaron adelante una ambiciosa realización titulada La Patagonia Rebelde, como era llamado aquel hecho histórico. Un film marcaría un quiebre en la historia de la cinematografía argentina, constituyendo un hito su realización y un salto de calidad para un cine que lo necesitaba.
La película va a tratar un hecho histórico para darnos a nosotros como pueblo una idea de lo que fue aquella masacre del sur de nuestro país. Se dice que las adaptaciones cinematográficas tienen un porque, en esto de traer a un tiempo de hoy hechos del pasado, a una sociedad contemporánea ubicarnos en las coordenadas históricas de una época que por algún motivo en especial nos despierta la atención y nos mueve los sentidos. Esa mística tiene la literatura y su mágica conexión con el cine. Los hechos contados en la película rescatan del olvido un evento que la sociedad argentina no debería olvidar jamás, y esto forma parte del ser nacional que somos. A veces un argentino sin memoria se convierte, irónica y tristemente, en el perfecto argentino.
La dictadura hizo desaparecer y obligó a irse del país a tantos anónimos y desconocidos. Y también a algunos ilustres renombrados como Osvaldo Bayer, quien tuvo que dejar su patria por escribir La Patagonia Rebelde. A el también le tocó el desarraigo, la perdida de la identidad y el cambio absoluto del rumbo de sus vidas para su mujer e hijos. A Osvaldo Bayer le prohibieron libros, le quemaron ejemplares, lo exiliaron. Hoy día volvió a pisar suelo argentino y ha recibido múltiples reconocimientos. Su ideología (la que Bayer con orgullo defiende a ultranza) fue acallada por tantos gobiernos que con actos cobardes intentaban defender sus intereses. El film de Olivera también fue censurado por el gobierno peronista. Esos mismos intereses que muchos años antes defendían un puñado de trabajadores que para preservar sus derechos decidieron convocar una huelga general, eran nuevamente silenciados.
La película está llena de símbolos propios de la ideología política sindical de la época, acentuando los momentos de tensión y marcando claramente los distintos puntos de la misma sociedad en que se encontraban estos grupos: la elite terrateniente por un lado, particularmente influenciada por la cultura inglesa, dominante de tierras. Vemos como hasta en aquellos actos que deberían ser de naturaleza nacionalista, existen tintes evidentes de esta dominación cultural. Por otro lado, la caracterización de los obreros es mucho más particular: cantan himnos con un fuerte sentimiento socialista, dejando ver ese sindicalismo que aflora y se presenta con una gran cantidad de evidencia socialista y anarquista, la cual no es originaria de aquí sino traídos de la cultura propia de los inmigrantes europeos.
Tanto el contexto político y económico se relacionan y de alguna manera determinan el contexto social que en este caso representa el centro del conflicto. El film muestra como distintos factores económicos tanto nacionales como internacionales sumados a la dirigencia política, influyeron en un sector de la sociedad que reaccionó y trato de oponerse en este caso a la injusta situación en la que vivían. Los distintos grupos bien marcados en una sociedad son ejemplificados en el film, donde no todos tienen las mismas condiciones ni los mismos intereses. Esto limita mucho el funcionamiento de una sociedad en términos de justicia e igualdad y más aún cuando se recurre a la violencia y a la represión. Pensar esta película va más allá de encontrar causas y consecuencias, podemos ver más allá de los hechos, y llegar a una sociedad debilitada por las fuerzas exteriores que lograban enfrentar a argentinos entre si, defecto crónico que también forma parte del ser nacional que somos, incluso hoy casi un siglo después de aquel infortunado suceso.
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