lunes, 15 de marzo de 2010

NAZARÍN (1959) de Luis Buñuel


DIOS EN LA TIERRA

Blanca Paz García

En 1959 Luis Buñuel realiza Nazarín, film en el que, tal y como volvería a hacer en 1970 con Tristana, el director aragonés adapta una obra literaria de una de sus principales influencias, Benito Pérez Galdós. En ella el director introdujo importantes variaciones. Empezando por la más evidente, pero no la más relevante, la ubicación: en vez de siuarla en la provincia de Madrid tal y como se hace en la novela, la trama transcurre en México. La historia trata de mostrarnos una representación del propio Cristo a través del padre Nazario. Tanto el escritor como el director tratan de responder a la pregunta sobre la reacción de la sociedad contemporánea si Cristo reapareciera.
El filme comienza con la presentación de Don Nazario en el hostal: aquí podemos ver en la pobreza en la que vive, y su actitud pacífica ante las desgracias que le acechan diariamente: vemos en este primer contacto con el clérigo que no presenta queja ninguna a pesar de que le han robado (como le sucede muy amenudo) y aguanta sin alterarse los insultos que recibe por parte de tres mujeres que defienden a la ladrona. Posteriormente, dos visitantes acuden a la modesta habitación de Nazarín (estos dos se correspoden al propio autor y al periodista de quien se nos habla en el prólogo que sirve de introducción en la novela de Galdós).

Gracias a las preguntas de estos dos personajes, conocemos los pensamientos de Nazarín: feliz con su pobreza y haciendo de las leyes del Evangelio, literalmente, su modo de vida. A partir de esta presentación del protagonista, empieza la verdadera trama que sigue el curso de la novela del escritor de Episodios Nacionales pero con importantes variaciones en las que se siente la mano de Buñuel tras la cámara.
Al igual que en la novela, el padre Nazarín esconde y protege, actuando según los criterios cristianos, una noche en su cuarto a una prostituta llamada Ándara herida de gravedad y buscada por las autoridades por una dura pelea que ha tenido con otra mujer de su calaña. Finalmente, es descubierta y ella en su huida, para que Nazarín pudiera librarse de la acusación, quema la pensión con el fin de acabar con el olor de su perfume por el cual ha sido descubierta. A ella se une Beatriz, una joven que ha estado poco antes a punto de suicidarse por problemas de desamor con Pinto, un hombre que, constantemente, la trata de manera indigna. En esta adhesión de Beatriz, tercera protagonista de la historia, Buñuel difiere de Galdós, ya que introduce a este personaje desde el principio.
El sacerdote, tras pasar brevemente por casa de un amigo que termina insinuando que se vaya una vez que se entera del escándolo por el cual le buscan, felizmente se dedica a la peregrinación y a vivir de la limosna. A los pocos días se le unen Ándara y Beatriz convencidas de que es un Santo. Con esta unión a su peregrinación, le empiezan a suceder una serie de aventuras de muy distinta índole. Desde el comienzo de esta andadura, el director aragonés se distancia más de la novela orgininal. En la película nos da una visión más dura y cruel sobre la ineficacia de Nazarín en sus propósitos, incluso muestra que su actitud extremadamente bondadosa puede llegar a generar graves problemas.
Hay una escena, no incluída en la novela, que resume esto de manera excepcional: al pedir limosna a un capataz de una obra, éste le contesta que no alimenta a vagos, que trabaje. Nazarín se ofrece a trabajar a cambio, simplemente, de comida. Con esta actitud, los demás trabajadores le ven como a un esquirol y le amenazan. El religioso, pacíficamente abandona el trabajo... el capataz se da cuenta de lo ocurrido y enciende una pelea. Mientras vemos a Nazarín siguiendo su camino, escuchamos de fondo tiros que provienen de la pelea que él ha suscitado...

A diferencia del escritor canario, Buñuel nos muestra al sacerdote fracasando en casi todos sus propósitos; especialmente importantes dos de ellos que en la novela corresponden a sus mayores triunfos, mientras que en la película en los fracasos más duros: en la obra de Galdós, Beatriz resiste hasta el final a la dura tentación de volver junto a Pinto. Cerca del final muestra esta valiente actitud imponiéndose a su malhechor amante y anteponiendo al padre Nazario por encima de todo. Este es un triunfo tanto de ella como de Nazarín que en su interior celebra con gozo cada alma que salva del pecado. El otro gran logro de la obra literaria que el cineasta de Calanda lo convierte en fracaso es el tema del buen ladrón.

En una de las celdas de las cárceles por las que pasan, algunos presos empiezan a maltratar primero verbalmente y luego físicamente a Nazarín. El abuso es vergonzoso y el clérigo mostrando su gran dignidad aguanta hasta límites inhumanos. En la novela otro de los presos se enfrenta a todos los demás en defensa del Nazario y lo proclama como Santo. Más tarde, cuando los demás duermen, habla con Nazarín sobre sus pecados y se muestra arrepentido.... Al final de su conversación, Nazarín ya tiene otro fiel discípulo que quiere aprender de su palabra. Por ello, también se une a Ándara y Beatriz... Sin embargo, en la película, aunque también sale en defensa del protagonista un preso, su forma de defenderle es mucho menos apasionada. Así, después, en la conversación que mantienen en la noche, Nazarín queda abatido cuando el “buen ladrón” le dice: “Tanto usted para el lado bueno como yo para el malo... ninguno sirve para nada”.
En el final del filme se produce la diferencia más importante respecto a la novela: en las últimas escenas, es separado del resto de presos para proseguir el camino. Ya en el último minuto, cuando camina junto a los guardias por el camino una mujer le ofrece una piña que, aunque le resulta muy difícil, termina aceptando... así termina la película, con Nazarín andando con la piña mientras las campanas repican de fondo y dejan al sacerdote inmerso en una profunda desorientación personal donde, después de todo lo pasado, se empiezan a agrietar sus firmes valores.
En la película realiza un trayecto de lo divino a lo humano, mientras que en la novela se acerca más a lo divino. Así Galdós, finaliza su obra de una manera muy distinta: cuando ya está muy enfermo, en un sueño real o ficticio (a libre interpretación) Jesús le habla y le pide que descanse en el hospital en el que se encuentra, que nadie como él se lo merece.

Es señalable, la estrecha relación entre Nazarín y Viridiana rodada en 1961, dos años después. Ambas películas tienen la misma base: la historia de un individuo que es fiel al cien por cien a la palabra de Cristo. Viridiana es una joven a la que la experiencia la termina convirtiendo más humana y acaba aceptando el nuevo mundo, representando en su primo Jorge. Nazarín, por su parte, es un religioso que a través de las pésimas experiencias desciende de los divino a lo humano.
Esta adapatación de Buñuel recibió el Gran premio del Jurado del Festival Internacional de Cine de Cannes, 1959. Y es una de las películas más religiosas del cineasta aragonés que el mismo declaró: “ Pertenezco, y muy profundamente, a la civilización cristiana. Soy cristiano por la cultura sino por la fe”. De ahí su pasión por los temas y la estética religiosa. Con Nazarín, el cineasta logró impregnar su esencia a la novela de Galdós: las imágenes tales como la del Cristo que ríe a carcajadas, como la de la niña caminando por las calle con su mantita por el pueblo infectado de peste, muestran tanto la vertiene surrealista y perversa como la realista del director.
Por otra parte, el amor y la sexualidad también está presente: empezando por la pareja del pueblo atestado por la peste en el que una mujer moribunda, en el momento en el que Nazarín la prepara para una muerte cristina, le responde: “No cielo, Juan” haciendo referencia a su amado. Así, se presenta una de las máximas del director: el amor loco por encima de todo, como lo muestra del mismo modo Ujo por Ándara y Beatriz por Pinto... Todo esto, hace evidente y magnífica la presencia de Luis Buñuel.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No conocía esta película de Buñuel, pero dan ganas de verla. Gracias por la crítica.